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Empresas Vintage

El Seiscientos, el coche que movilizó España

Imagen de dos modelos del Seat 600.
Imagen de dos modelos del Seat 600.
Guillermo Vega

"Es un coche único, que siempre arranca una sonrisa de la gente. No hay vez que lo saque de paseo que no haya alguien que me cuente sus recuerdos con uno”. Quien habla es Xavier Marcet, un fotógrafo y diseñador web barcelonés de 42 años, impulsor de uno del centenar de clubs sobre el 600 que existen y de la web Seat600.info. Marcet, como tantos otros de todas las edades, cayó enamorado de este modelo un día de 1995. Del coche y de su historia. No en vano, el 600 fue el coche que puso a rodar a una España dolorida por sus heridas de posguerra.

“El 600, como denominación genérica y en todas sus versiones, es el icono, el gran mito del despegue de la motorización española”, aseguran fuentes de Seat. “Ningún otro ha quedado tan grabado en nuestro subconsciente colectivo, ni como recuerdo sentimental ni como memoria de su presencia en nuestras calles y carreteras”.

Retrocedamos en el tiempo. Imaginemos por un momento la España de los años cincuenta, una España sumida en la penuria y la autarquía, que recuperaba a duras penas su industria del automóvil mediante planes dirigidos milimétricamente desde el Instituto Nacional de Industria (INI) por el ingeniero Wilfredo Ricart. Hacia 1950, según el historiador Manuel Lage, el parque de vehículos había regresado a niveles previos a la Guerra Civil. Había hambre de coches: era el momento de dar un paso adelante. En 1949, el INI lideró una nueva sociedad que se encargaría de esa motorización. Fiat participaría con el 7% del capital y, lo que era más importante, con las licencias para fabricar en España sus modelos. Nacía la Sociedad Española de Automóviles de Turismo.

El primer modelo, un 1.400, vería la luz en 1953. Dos años después, la sociedad ampliaría su gama con la licencia del 600, un modelo de Dante Giacosa que la propia Fiat había lanzado dos años antes. España contaba al fin con el coche que iba a marcar su entrada en la modernidad, como el escarabajo en Alemania, como el Mini en Inglaterra, como el doscaballos en Francia... Su precio ascendía a unas 63.500 pesetas, y recibir cada unidad podía demorarse durante meses. Fiat pone todo su esfuerzo para garantizar que fabrique solo para el mercado local. No obstante, los españoles van encontrando lagunas legales hasta lograr que entre 1970 y 1973, el 600 fuese el coche más vendido... ¡en Finlandia! España no sería la única licencia de Fiat en el mundo: se vendería también en Argentina entre 1960 y 1982, o en la extinta Yugoslavia bajo la marca Zastava. Sin embargo, en ningún país se mantendría tan aferrado a la cultura popular como en España. Adelante hombre del 600, la carretera nacional es tuya, rezaba incluso una canción en los sesenta.

El primer pelotilla que circuló por nuestras carreteras apenas montaba 18 caballos vapor, un tercio de lo que suelen tener los coches pequeños hoy en día. Presentaba algunos problemas, como la escasa refrigeración de su motor o la apertura de las puertas, en sentido contrario al que acostumbran los vehículos hoy en día. Esta circunstancia no era meramente estética: no solo suponían un peligro en caso de apertura en marcha, sino que además ponían a la vista la ropa interior de las conductoras (no en vano recibían el apodo de mirabragas). El 600 vendría ya con buena parte de sus elementos característicos, como el maletero dividido en dos, el peculiar sistema de calefacción con la palanquita situada bajo el asiento trasero, y la necesidad de llevar siempre un par correas de repuesto.

En realidad, las versiones siguientes tampoco variarían tanto. El motor original de 633 centímetros cúbicos apenas varió en seis años. Durante los siguientes diez años se mantendría también el motor de 25 caballos y tan solo en su último año, ya como L-Especial, ganó tres caballos de potencia. Aportaba además refinamientos extras, como una tapicería más acogedora y llave de contacto con antirrobo de dirección.

Pero España fue cambiando, y con ella los gustos y las posibilidades de los españoles, que comenzaban a mirar otras opciones en un mercado aún cerrado a las importaciones. Renault introducía en 1972 el 5. Automóviles Hispano Ingleses (Authi) había logrado la licencia de British Motors para lanzar el Mini 850.

Y así las cosas, el 31 de julio de 1973 abandonaba las cadenas de producción el último 600, casi 800.000 unidades después. Salía de los concesionarios, pero entraba en la historia.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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