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Innovación

Londres y Berlín marcan el camino a la eólica marina

Reino Unido y Alemania albergan el 80% de los parques en construcción en Europa, el mayor mercado mundial

Es una gran baza para Reino Unido, ahora que la gente se pregunta: ¿podemos en los países occidentales seguir realizando grandes proyectos, grandes inversiones? ¿O eso ya solo pasa en otras latitudes, en los países del Este y del Sur? El primer ministro británico, David Cameron, inauguraba así el parque eólico marino más grande del mundo el 5 de julio, frente  a la desembocadura del Támesis.

La hilera de 175 enormes aerogeneradores anclados al fondo marino a lo largo de una superficie de 100 kilómetros cuadrados abastecerá de electricidad a 500 hogares en ese país. Con London Array, como se llama el parque, Reino Unido revalida su título de primer inversor en eólica marina en Europa. El parque eólico marino de Greater Gabbard, situado en la misma zona, era hasta esta nueva proeza tecnológica el mayor del mundo.

Según Mike O’Hare, uno de los ingenieros que ha trabajado en el proyecto, en 2012 las turbinas en el mar suministraron el 1,5% de la electricidad de Reino Unido, y con London Array “se estima que se acerque al 5%”, como comentó a la BBC.

Reino Unido tenía enchufados a la red eléctrica 2.682 megavatios de potencia hasta febrero de 2013, según cifras de la Asociación Europea de Energía Eólica (EWEA, en sus siglas en inglés). Le sigue Dinamarca, con 874 megavatios, y por detrás, Alemania, con 200 megavatios. Pero este país tiene en construcción 2.187, lo que eleva a Berlín a  la segunda potencia eólica marina después de Reino Unido, con 1.939 megavatios en curso.

“El norte de Europa es el mayor mercado. Y Alemania y Reino Unido tienen ambiciosos planes de desarrollo de la eólica marina. El Gobierno alemán prevé instalar 10 gigavatios de capacidad en 2020 y Reino Unido, 18 gigavatios el mismo año”, según Siemens, la compañía que ha construido las 175 turbinas de London Array, levantado las subestaciones eléctricas en pleno mar e instalado los 450 kilómetros de cable submarino que han sido necesarios para llevar hasta la costa la energía obtenida por los aerogeneradores y después convertirla en electricidad.

“Las posibilidades de la tecnología offshore (en el mar) son enormes, ofrece más horas de viento que la terrestre y mayor rentabilidad. Unas 4.500 horas de viento son como un pozo de petróleo”, comenta Rafael Fiestas, director de la división de energía de Siemens en España.

La compañía lleva instaladas más de 1.100 turbinas marinas, la mayoría en Reino Unido, y tiene pedidos para este mercado del equivalente a 4,6 gigavatios de capacidad instalada.

“El mayor reto tecnológico es desplazar equipamiento que pesa miles de toneladas y que debe encajar en milímetros en el agua”, matiza Fiestas. El segundo es logístico. “Los aerogeneradores no pueden pararse, no es como en tierra, donde puedes cambiar piezas sobre la marcha. Sobre el mar necesitas un buque de apoyo, el proceso es de una gran complejidad”.

La siguiente tarea para el sector eólico marino será reducir los costes para ser más competitivo. Levantar un parque eólico sobre el mar es cuatro veces más caro que en tierra.

Sobre el desarrollo de esta tecnología en España, “no tengo excesivas esperanzas durante los próximos cuatro años”, comenta Fiestas. “Otra cosa será en 2020, cuando la demanda energética haya despegado”, vaticina este experto. Exceso de capacidad, miedo de los inversores y una demanda “que ha caído enormemente respecto a las previsiones hechas hace ocho años”, según la compañía, mantendrán la eólica marina lejos de las costas españolas por un tiempo largo. El único proyecto experimental existente hasta ahora que se había puesto en marcha, en Cataluña, se ha caído de la agenda. La moratoria a las renovables y la complicada tarea de ganarse la confianza de la banca lo han paralizado.

Fuente de empleo para España

“Gracias a que España ha sido pionera en la tecnología offshore, la industria tiene un gran conocimiento y las empresas españolas están trabajando fuera, ayudando en la exportación, y eso es muy bueno”, comenta Rafael Fiestas, director de la división de energía de Siemens en España.Algunas de esas compañías son proveedoras del gigante alemán en sus proyectos de viento. La cooperativa navarra Sakana, especializada en la fundición de piezas grandes, suministra la turbina gigante de 6 megavatios que Siemens prepara para emplazamientos marinos.

La metalúrgica Tecnoaranda es proveedora mundial de Siemens para las torres que sujetan las turbinas. Esta empresa entregó recientemente 32 unidades que irán destinadas a los parques eólicos que Siemens está ejecutando en Rumanía.  El grupo Daniel Alonso fabrica torres terrestres y marinas. Tiene seis plantas repartidas entre España, India y Brasil.

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