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Dimite el vicepresidente ejecutivo, responsable de la gestión

La Seda presenta concurso con 700 millones de pasivo

La empresa química La Seda ha presentado hoy concurso de acreedores al no haber podido refinanciar los 235 millones de euros de crédito sindicado que adeuda a la banca, según acaba de comunicar al regulador bursátil. La CNMV ha suspendido de cotización a la compañía. La solicitud de concurso voluntario de acreedores afecta a las filiales situadas en la UE y también lo hará a las situadas en Marruecos y Turquía, según detalla la compañía en la comunicación remitida al regulador bursátil.

El vicepresidente ejecutivo de La Seda, José Luis Morlanes, que llevaba las riendas de la empresa química desde que Carlos Moreira dejó la presidencia, ha presentado su renuncia tras verse obligado a presentar concurso de acreedores, cuyo pasivo ronda los 700 millones.

Así lo han explicado a Efe fuentes de esta compañía, que han precisado que la deuda financiera es menor, en torno a los 500 millones, pero que la presentación del concurso ha activado una deuda de otros 180 millones de euros.

Estas fuentes han comentado que, finalmente, se ha tenido que presentar el concurso porque la banca portuguesa (Caixa Geral y BCP) no ha apoyado el plan de reestructuración hecha por el fondo buitre Anchorage, el principal acreedor de La Seda.

A pesar de suspender pagos, La Seda de Barcelona prevé seguir con su actividad ordinaria mediante líneas de circulante y espera superar el concurso de acreedores.

Según estas fuentes, la presentación del concurso, a la que se oponía el consejo, era el “único camino para reestructurar la deuda”, mientras que la junta de accionistas del 26 de junio debería ser una oportunidad para renovar el consejo y para tomar decisiones que permitan la continuidad de la compañía.

Por el momento, La Seda no se plantea recortes de empleo y cree que cuenta “con el apoyo de sus proveedores y de sus clientes” para salir adelante.

El proceso de refinanciación de la deuda de la sociedad comenzó en septiembre de 2012, y finalmente no ha podido saldarse de forma satisfactoria para la compañía.

El consejo de administración justifica la presentación de concurso porque “ninguna de las propuestas de refinanciación de la deuda de la sociedad” había alcanzado hasta el momento “el nivel de apoyo y consenso necesario que permita alcanzar los umbrales requeridos legalmente para su implementación”.

“El proceso de reestructuración de la deuda, imprescindible para garantizar la actividad de la Sociedad, se encuentra bloqueado por la imposibilidad de alcanzar un acuerdo liderado por el principal accionista o por el comité coordinador del préstamo sindicado”, asegura el consejo en la nota enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Asimismo, el consejo justifica la adopción de esta medida, que aclara que “no interrumpirá la continuidad de la actividad empresarial de La Seda”, para cumplir “un deber legal” pero también como medida para hacer “viable” la sociedad y el grupo, y como “mejor alternativa para proteger los derechos de todos sus acreedores”.

La nota del consejo concluye dejando claro que el consejo “tiene la voluntad de presentar una propuesta de convenio a sus acreedores que garantice, por una parte, la salvaguarda de los intereses de dichos acreedores, así como de los accionistas y trabajadores de la Sociedad y, por otra parte, la gestión continuada de La Seda”.

La empresa no atraviesa, precisamente, una época de estabilidad. Su primer accionista, el grupo industrial portugués BA Vidro (propietario del 20% del capìtal), que está apoyado por Caixa Geral (tenedor del 15% de la deuda), está enfrentado con el principal acreedor, el fondo de cpaital riesgo Anchorage. Esta última compañía ha rechazado en varias ocasiones las propuestas de la empresa lusa para reflotar la compañía con capital.

La propuesta de BA Vidro pasaba por ampliar capital de 40 millones. Con esta operación, el grupo luso habría conservado la gestión de la compañía. Anchorage, sin embargo, prefiere quiere capitalizar su deuda para controlar el fabricante de plástico PET. Así las cosas, la junta de accionistas prevista para el día 26 se preveía tensa.

La Seda de Barcelona tuvo que corregir sus cuentas del año pasado y elevó sus pérdidas de los 133,73 millones de euros, inicialmente anunciados, hasta los 199,43 millones de euros.

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