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El emisor europeo mantiene el precio del dinero en el 0,5%

El BCE pospone una vez más las medidas para reactivar el crédito

El presidente del BCE enfría las expectativas de un programa de compra de activos a corto plazo Empeora las previsiones de crecimiento para la eurozona con una caída del -0,6% este año

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. EFE/Archivo
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. EFE/ArchivoEFE

El BCE tiene las armas sobre la mesa, listas para entrar en escena. Pero, de momento, no las va a utilizar. El emisor europeo ha decidido postergar una vez más el uso de medidas más agresivas para desatascar los canales de transmisión de su política monetaria. Es decir, favorecer que el abaratamiento del dinero que se decide en la sede del banco en Frankfort (de momento seguirá en el 0,5%) se traslade a los créditos que los bancos dan a las empresas.

En realidad, las armas llevan preparadas desde hace casi un año. El incendio en los mercados de deuda soberana parece haberse apaciguado desde que el BCE amenazara el verano pasado con comprar ilimitadamente títulos de los países más afectados (OMT, en sus siglas en inglés). El propio Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, destacó ayer en rueda de prensa que la compra de bonos –o más bien su mero anuncio, formulado el pasado verano– ha sido “la política monetaria con más éxito de los últimos tiempos”.

La afirmación sonó a justificación ante el hecho de que Draghi, aun asumiendo de nuevo su compromiso con la salida de la crisis financiera y de deuda soberana de la zona euro, no anunció las nuevas medidas de estímulo que aguardaba el mercado, en especial medidas relativas a la reactivación del crédito en la periferia europea. Bastó apreciar la reacción del bono español e italiano, los principales beneficiarios del programa de compra de deuda diseñado por el BCE a cambio de petición de un rescate. Ese mensaje ha permitido que la presión sobre la deuda soberana de ambos países esté contenida desde el pasado julio, pero la ausencia de nuevos compromisos disparó  la rentabilidad del bono español al 4,69% y la del italiano, al 4,36%. La peor reacción a una reunión de política monetaria del BCE en meses.

Como ha reconocido el propio presidente de la entidad, Mario Draghi, el foco de atención se ha trasladado a las desiguales condiciones de financiación a las que se enfrentan los distintos países europeos. “Los datos de crédito al sector privado no son buenos”, insistió. Y a pesar de reconocer las dificultades de financiación que persisten en parte de la zona euro y de rebajar incluso en una décima las previsiones de crecimiento para la economía de la zona euro este año, con una caída estimada del 0,6%, el BCE no decidió ayer cambios en su política. Dejó inalterados los tipos de interés, que ya rebajó en el mes de mayo en un cuarto de punto, hasta el mínimo histórico del 0,5%. No dejó en negativo el tipo de interés de los depósitos que la banca aparca en la cuenta del BCE, en la denominada facilidad de depósito, y sobre todo, no anunció medidas para incentivar el crédito a pymes.

Después de todo, la batería de medidas a disposición del BCE van desde una ampliación del vencimiento de las mega subastas de liquidez, hasta penalizar la facilidad de depósito (continúa el 0%) para desincentivar que los bancos guarden allí el dinero y empujarles a que lo presten a la economía real; y, en materia de financiación a pymes, rebajar la exigencia de garantías a la banca para que presente como colateral con el que obtener liquidez titulizaciones de créditos (ABS, en sus siglas en inglés) o comprarlas directamente, una fórmula que sería más efectiva y para la que el BCE se apoyaría en otras instituciones, como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) para no asumir un exceso de riesgo en su balance. En cualquier caso, no se trataría de formular opciones de corto plazo, sino una propuesta de medio o largo. “Hemos estado analizando todas las medidas disponibles que están ya sobre la mesa, pero de momento hemos decidido no implementarlas todavía”, sentenció al respecto.

La inquietud que ahora se abre paso entre los inversores es que, en un entorno de recesión y falta de crédito en la periferia, el BCE vaya a retrasar en exceso las medidas que se esperan, en paralelo a la parálisis de iniciativas políticas en el seno de la Unión Europea ante las elecciones generales que en septiembre se celebran en Alemania y que han llevado a la canciller Angela Merkel a enfriar la agenda de reformas de las cumbres europeas.

Mensaje para España

La ausencia de nuevos estímulos por parte del BCE fue motivo de especial decepción para España, donde el día antes el presidente del Gobierno Mariano Rajoy había vuelto a reclamar a la institución apoyo para la financiación a pymes. Aun así, Draghi no dejó pasar la ocasión y advirtió de la necesidad de continuar con las reformas. “Si los países que han conseguido una prórroga de dos años para su objetivo de déficit no consiguen recortar el agujero fiscal y mejorar su competitividad en ese tiempo, los mercados no estarán contentos y el país que haga esto será castigado”, advirtió. Es más, Draghi recomendó que “hay que bajar impuestos

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