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Incluyen avisos en las cuentas de Realia, Metrovacesa, Reyal y Quabit

Los auditores dudan de la viabilidad de las inmobiliarias cotizadas

Las cuatro compañías registraron pérdidas por 1.575 millones en 2012 Deloitte audita las cuentas de Colonial y Reyal; Ernst & Young, las de Realia y Quabit

Una oficina de Reyal Urbis en San Juan de Aznalfarache (Sevilla).
Una oficina de Reyal Urbis en San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Reuters

El monstruo del ladrillo creció al calor de la burbuja crediticia y la espiral de precios inmobiliarios. En el verano de 2008, Martinsa Fadesa hizo saltar todas las alarmas al declararse en concurso de acreedores. Aunque salió de esta situación en marzo de 2011 todavía no ha vuelto a cotizar en Bolsa y su viabilidad dista de estar clara.

Tampoco el futuro de otras empresas del sector que cotizan en Bolsa está garantizado, según los informes de auditoría de las cuentas correspondientes a 2012 que han sido publicados por la CNMV.

Realia prevé cerrar la refinanciación de un crédito ligado a su actividad de promoción por 847 millones de euros antes del 31 de mayo. Su auditor es Deloitte y no Ernst & Young, como aparece por error en la edición impresa de hoy Cinco Días.

Metrovacesa está en proceso de exclusión de Bolsa. Reyal Urbis solicitó concurso de acreedores el pasado febrero ante su incapacidad para refinanciar su deuda. Renta Corporación siguió el mismo camino en marzo. Quabit se enfrenta a serias necesidades de liquidez y además su principal accionista –Rayet, con un 41%– está en concurso de acreedores.

El común denominador de las compañías mencionadas, a juicio de sus respectivas firmas de auditoría, es que existen “incertidumbres significativas” sobre sus capacidades para continuar con sus actividades. En otras palabras, dudan de que sean viables. Eso sí, hacen las advertencias a través de párrafos de énfasis, el nivel más suave de advertencia que puede incluirse en un informe de auditoría; no llega ni siquiera al escalón de salvedad.

Así, Deloitte anota una “incertidumbre significativa sobre la capacidad de la sociedad para continuar sus operaciones, que depende del cumplimiento de los ratios de sus contratos de financiación y de la posibilidad de aplicación de los mecanismos de corrección previstos” en las cuentas de 2012 de Metrovacesa.

Otro motivo de inquietud habitual por parte de las respectivas auditoras son las eventuales discrepancias entre las valoraciones de los activos inmobiliarios y sus precios de venta. Así lo indica, por ejemplo, Deloitte en su informe sobre las cuentas de Reyal Urbis. Ernst & Young también incluye un aviso a navegantes en Quabit respecto a las valoraciones del “inmovilizado material, las inversiones inmobiliarias, los activos intangibles y las existencias [...]”.

En Colonial, Deloitte también incluye un párrafo de énfasis, si bien no duda de la viabilidad de la compañía, sino que señala que los impuestos diferidos de activo (por diferencias temporarias deducibles, créditos fiscales y otras ventajas no utilizadas) han disminuido hasta 331 millones desde los 851 de finales de 2011.

Concursos eternos en no cotizadas

Mientras que Martinsa Fadesa, el mayor concurso de una compañía española, con 7.000 millones de euros, estuvo en situación concursal durante tres años, otras inmobiliarias no cotizadas, de menor tamaño y que se declararon en concurso en la misma época se mantienen en esa situación.

Son los casos de Nozar, Grupo Lábaro o Seop, entre otras. Cosmani, que también se declaró en concurso en 2008,está en proceso de liquidación.

Ayco, una pequeña inmobiliaria cotizada, entró en preconcurso en julio de 2012 pero este duró tan solo unos meses. Comunicó a la CNMV la superación de esta situación en noviembre del año pasado.

Quabit desconfía de poder cobrar 73 millones

La inmobiliaria denominada, ahora, Quabit y que está bajo control de Grupo Rayet –en concurso de acreedores desde diciembre de 2012– cerró un acuerdo marco de refinanciación en enero del año pasado. Con todo, la inmobiliaria advierte en el informe de gestión formulado el 21 de marzo de este año que “actualmente hay dos entidades, cuya deuda a 31 de diciembre de 2012 asciende a 12,965 millones de euros, con las que no se han firmado acuerdos pero con las que se estima que podrán conseguirse en unos términos similares al del resto de entidades”.

 

Es más, advierte que la situación poco favorable del sector inmobiliario “dificulta, de forma significativa, la puesta en valor de los activos y la generación de ingresos previstos en el plan de negocio que sirvió de marco para el proceso de refinanciación formalizado en enero de 2012, lo que provoca que se planteen incertidumbres significativas en la generación de ingresos operativos”. Además, el fondo de maniobra –un termómetro de la liquidez que se halla restando el activo corriente del pasivo corriente– de la matriz a cierre del año pasado era negativo en 78,3 millones de euros. Quabit reconoce por tanto la necesidad de “buscar fórmulas [...] que cubran con suficiencia las obligaciones de pago para el año 2013. Estas se situaban a cierre del pasado ejercicio en 21,4 millones.

Ernst & Young destaca además en su informe de auditoría que, como la propia Quabit reconoce en la memoria de 2012, hay “factores de riesgo sobre la cobrabilidad de determinados saldos” por un importe de 73 millones. Estos corresponden a créditos con empresas de control conjunto por 32,6 millones de euros y créditos con empresas asociadas por 40,4 millones, según Ernst & Young.

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