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El Foco
Tribuna
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Sin brotes verdes

Tras argumentar que la consolidación fiscal ha avanzado mucho menos de lo anunciado ayer por Mariano Rajoy, el autor analiza el horizonte más inmediato de la economía española.

José Carlos Díez

Ayer la economía dejó de monopolizar el debate del estado de la nación y compartió protagonismo con la corrupción y la crisis institucional en la que nos encontramos inmersos. La depresión económica ha activado este nuevo frente. Pero ahora, sin solucionar la crisis institucional no será posible que la economía recupere un ritmo de crecimiento suficiente para reducir nuestra tasa de paro a medio plazo, que debe ser el objetivo prioritario de la política económica.

Es un alivio escuchar al presidente del Gobierno decir que la situación económica sigue siendo muy preocupante y que no es momento de hablar de “brotes verdes” como varios de sus ministros habían anunciado desde el pasado verano. Pero sigue apostando toda su estrategia de política económica a una recuperación de la economía española a finales de año.

¿Tiene fundamento esta estrategia? El futuro está por escribir, pero antes de hablar de recuperación la economía debería haber encontrado un suelo y de momento la actividad sigue en caída libre. Se habla de economía sumergida, pero en ella las empresas también usan coches y furgonetas para desarrollar su actividad. Por lo tanto, el consumo de combustibles es un buen indicador de ese pulso. Desde el pasado verano las ventas de combustibles en España han registrado la mayor caída de la historia y da vértigo proyectar esta serie e intentar hacer cualquier ejercicio de previsión serio.

El futuro está por escribir, pero de momento la actividad continúa en caída libre

Se habla de mejorar la transparencia, pero ayer el Presidente no ha seguido ese ejemplo con la nación. Ha dado la cifra de déficit sin incluir ayudas públicas a la banca. Y las ayudas de 40.000 millones las ha expresado como un crédito que da la sensación de que los contribuyentes españoles no vamos a pagar.

Llevo tiempo pidiendo un ‘día de la empresa exportadora’ para reconocer sus esfuerzos y sus méritos

La realidad es que la mayor parte de esas ayudas han sido para tapar agujeros patrimoniales, y Eurostat exigirá que se contabilicen como déficit la mayor parte. Por lo tanto, el déficit efectivo acabará próximo al 10% del PIB y no parece algo de lo que vanagloriarse. Por no hablar del déficit de tarifa eléctrica de 5.000 millones que, si el año que viene no se resuelve, también deberemos reflejar en nuestras cuentas.

Es cierto que para analizar el esfuerzo de consolidación fiscal hay que quitar las ayudas públicas a los bancos. En 2011, el déficit sin ayudas estuvo próximo al 8,5%. Pero recordemos que en el mes de abril de 2012 alguna comunidad autónoma seguía aflorando facturas guardadas en los cajones. De cuernos y de números solo saben los que los hacen, pero usemos una cifra prudente del 8% de déficit en 2011 para comparar.

En 2012, las empresas han denunciado que Hacienda ha retrasado devoluciones de IVA y de Sociedades desde el pasado verano, lo cual podría suponer unos 5.000 millones que se han pasado a 2013. Y en un decreto publicado en el BOE, Hacienda daba orden a la intervención general del Estado para no reconocer gastos en comunidades y ayuntamientos a partir de mediados de noviembre. Esto supone reducir el gasto público en esas partidas próximo al 10% con respecto al año anterior.

Conclusión, a pesar de los recortes y subidas de impuestos, no hemos avanzado nada en la consolidación fiscal. Para estabilizar el crecimiento de la deuda pública España necesitará alcanzar un superávit primario, antes del pago de intereses, del 2% del PIB. Por lo tanto, el camino será largo y duro. Bruselas parece dispuesta a suavizar nuestra senda de ajuste. Pero eso significa que el impacto sobre el empleo y la actividad del ajuste será menor, pero seguirá siendo negativo. La medida de ampliar el crédito a Pymes del ICO en 22.000 millones es lo más positivo del debate. Es una medida que ya propuso Rubalcaba en su plan de empleo y que ha sido solicitada por la Comisión y por el BCE repetidamente. No obstante, desde 2007 el ICO ha hecho un enorme esfuerzo en aumentar sus programas y no ha conseguido evitar la restricción de crédito que padecen nuestras empresas.

El crédito de nuestras empresas cayó en 2012 unos 100.000 millones y mientras la mayor parte de nuestros bancos sigan sin poder acceder a los mercados de capitales internacionales, el crédito en España seguirá cayendo. Por lo tanto, la medida del ICO suavizará la restricción de crédito, pero no su impacto negativo sobre el empleo y la actividad.

El ajuste fiscal y la restricción de crédito continuarán en 2013 y en 2014 y la debilidad del consumo y la demanda interna también. En este escenario la única salida de nuestras empresas es la exportación. Llevo tiempo pidiendo un día de la empresa exportadora para reconocer sus esfuerzos y el mérito de la ganancia de cuota de mercados internacionales de 2008 y ayer habría sido un gran día para proponerlo.

Pero nuestras exportaciones no van bien. No es un problema de competitividad sino de debilidad de demanda de nuestros socios europeos. Los trabajadores de nuestro sector del automóvil han hecho un gran esfuerzo para bajar su salario y aumentar las horas trabajadas y las multinacionales seguirán en España. Pero las ventas de coches en Alemania cayeron en enero un 8,5% anual en enero y en Francia un 15% anual. Se entiende que el Banco de España anticipará que nuestras exportaciones cayeron en el cuarto trimestre de 2012. Angela Merkel va a incumplir su promesa de bajar impuestos en la legislatura, por lo tanto de planes de gasto para estimular la economía ni hablamos. Hollande está a punto de reconocer que Francia estará en recesión en 2013. Nuestras exportaciones fuera de Europa van bien, pero solo suponen un tercio del total y la apreciación del Euro les restará impulso. Antes del verano el Presidente tendrá que presentar nuevas medidas de ajuste fiscal, especialmente en pensiones y prestaciones por desempleo para tapar la sangría de la Seguridad Social. Lo más difícil será explicárselo a la nación.

José Carlos Díez es Economista Jefe de Intermoney

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