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El grupo pide limitar la "excesiva volatilidad" en el mercado de divisas

El G20 evita condenar la política monetaria de Japón

La cumbre del G-20, celebrada este fin de semana en Moscú, no echará más leña a la polémica sobre la guerra de las divisas. El borrador que se ha pactado aprobar el sábado pasará de largo sobre este candente asunto y no señalará a Japón por las políticas expansivas que han llevado a que su moneda se deprecie más de un 20% respecto a otras divisas.

La única mención al asunto será una petición genérica para evitar un exceso de volatilidad en los mercados cambiarios, una advertencia que ya se ha recogido en reuniones previas del G-20. Este colectivo, que representa a economías que suman más del 80% del Producto Interior Bruto Mundial (PIB), reune tanto a países cuyas monedas se han depreciado notablemente en los últimos meses, como es el caso de Japón y Estados Unidos, junto con otras que se han visto perjudicadas, como los de la zona euro o Brasil.

El único aspecto en que el G-20 se saldrá de la pauta marcada por el G-7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Canadá e Italia) es la definición de los objetivos de la política monetaria. El comunicado emitido el martes tras la reunión del G-7 apuntaba que sus miembros no tocarían los tipos de cambio de las divisas y que sus políticas fiscales y monetarias se concentrarían en el crecimiento y el control de la inflación.

Esta fórmula, que sirvió a Japón para defender que el G-7 había respaldado sus decisiones, saltó por los aires cuando los líderes de otros países siguieron atacando al país asiático por la agresiva política de su banco central, en encuentros sin micrófonos con la prensa de sus respectivos países.

El G-20 (que incluye a las grandes economías emergentes, como China, India, Corea o Brasil), aunque no sanciona el comportamiento de la economía nipona, tampoco es tan tajante como el G-7 al pedir que las políticas monetarias se limiten a perseguir objetivos nacionales.

Durante la cumbre, el mensaje que predominó es el de restar importancia al conflicto por las políticas cambiarias. Así, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, aseguró que "el actual debate sobre la 'guerra de divisas' no tiene fundamento" y que su actual cotización refleja su valor real. "Efectivamente, recientemente el euro se ha apreciado, y el yen depreciado, pero esto ocurrió como resultado de unas acertadas medidas políticas adoptadas por Europa y por la suavización de la política monetaria y crediticia en Japón", señaló.

En esta misma línea, José Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), aseguró "la amenaza de una guerra de divisas es ahora menor que hace dos o tres años. En lo que hay que pensar es en el aumento de la productividad y de la competitividad".

La responsable de estrategia de Inversis Banco, Marián Fernández, cree que aunque el G-20 vaya a pasar de puntillas por el tema "la guerra de divisas seguirá estando en el ojo del huracán", en buena medida "porque los bancos centrales ya no se ven tan restringidos a perserguir exclusivamente el objetivo de controlar la inflación".

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