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Pequeños gigantes

Más de siglo y medio haciendo papeles

Con 161 años, la gestoría Cànovas es una de las más antiguas de España

Familia Cànovas Delclós
Familia Cànovas Delclós

La historia de la gestoría Cànovas es, como la de muchas empresas españolas, la de una familia, pero también la de un amor que va más allá de la gestión de papeles y que está a punto de cumplir 161 años. Cuando Francisco Delclòs Puntonet, el hijo de un chocolatero de Maçanet de Cabrenys, llega a Gerona y se establece como agente de negocios, en 1852, en el número 3 de la calle de la Font Major -hoy inexistente ya que ha sido absorbida por la plaza Cataluña-, pocos imaginaban que estaba poniendo los cimientos de lo que sería una de las gestorías más importantes de la demarcación y una de las más antiguas de España.

El primer Cànovas que se incorporó a la Procuraduría de Obras Pías y Benéficas, nombre original de la agencia, fue Vicente Cànovas Soler, secretario de ayuntamiento, que emparentó con María, una de las hijas de Delclòs. Fruto de ese matrimonio y sus descendientes, la gestoría alumbra hoy a la sexta generación de los Cànovas-Delclòs.

En más de siglo y medio de historia, la empresa ha sido testigo de numerosos acontecimientos. La dirección de la compañía, liderada actualmente por Vicente Cànovas Mussons, incorpora ya a los nuevos cachorros, con sus hijas Cristina y Alicia y su sobrino José Ramón Basanta en el consejo de administración. "Conozco los despachos desde niña, he visto trabajar a mi abuelo y a mi padre y para nosotros es un orgullo y también una satisfacción", señala Cristina, de 34 años de edad y abogada de formación. La directiva actual ha apostado por la apertura de nuevas áreas, como la consultoría legal y económica, y está fomentando políticas de conciliación laboral y familiar.

Fue la primera empresa en tener apartado de correos, el número 1, que conserva hasta ahora

Las gestorías eran antiguamente un negocio de hombres. Pero ahora la plantilla de Cànovas, integrada por unas 45 personas, "se reparte en partes iguales entre hombres y mujeres", apunta. Hasta 1833 el ejercicio de la profesión era libre, bastaba con demostrar "moralidad, capacidad, inteligencia, honestidad y buena conducta". Hoy la mayoría de los gestores son diplomados o titulados universitarios en Economía y Finanzas, Derecho y Relaciones Laborales. Además "se necesita sacar el título de gestor administrativo y colegiarse".

El trabajo de las gestorías poco tiene que ver con el que se hacía antiguamente. Antaño "éramos unos meros gestores de papeles", apunta Ramón Soler, del área tributaria. "Hoy nuestros servicios son más amplios. Tratamos y damos asesoramiento en cualquier rama del Derecho, tanto a personas como empresas e instituciones", añade Cristina.

De Cànovas procede uno de los documentos más antiguos del sector, que data de 1857, y fue la primera empresa en tener apartado de correos, el número 1, que conserva hasta ahora y que entonces arrebató al ayuntamiento y arzobispado, en quienes tradicionalmente recae este privilegio. También fue una de las primeras asesorías del Estado en disponer de una aplicación para móviles. Cànovas, añade Cristina, "ha apostado siempre por la formación continua y el uso de las herramientas más modernas a fin de ofrecer el mejor servicio posible a sus clientes".

Protagonistas y testigos de la historia

En una época en que es más común ver cerrar empresas que verlas cumplir años y mucho menos siglos, Cànovas forma parte de la historia viva de la ciudad de Gerona. Su fundación coincidió con el nacimiento del padre del modernismo catalán, Antonio Gaudí (1852), y en tantos años ha pasado por momentos buenos, pero también algunos malos.Como la Guerra Civil, que obligó a la familia a huir de la ciudad. En 1936 la agencia fue intervenida por la Generalitat, que la controló hasta febrero de 1939, cuando los Cànovas recuperaron la dirección. Su 150 aniversario coincidió con la desaparición de la peseta y la entrada del euro, en 1999.Cànovas no ha sido solo una referencia en el sector de los agentes de negocios, sino que también ha colaborado en el crecimiento de otros, como la industria del corcho, la cerámica de la Bisbal, la revolución industrial del Ripollés o la consolidación de muchas de las principales empresas de la demarcación. "Una empresa no es solo un medio para obtener un beneficio económico", señala Vicente Cànovas Mussons, consejero delegado de la gestoría. "Obtener ganancias es importante, pero una empresa, por encima de todo, es un proyecto de ilusión". Y en estos tiempos de recesión hace "un llamamiento a la ilusión y al optimismo, porque la economía también es una suma de estados de ánimo".

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