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Cameron promete que la consulta se celebrará antes de 2018 si su partido gana las elecciones generales de 2015

La City alerta sobre los riesgos de un referéndum sobre la UE

"Será un referéndum con una pregunta muy sencilla: quedarse en la Unión Europea con nuevas condiciones o marcharse del todo". Con esa candidez aparente, el primer ministro británico, David Cameron, detonó ayer una iniciativa política que hizo temblar a la City londinense mucho más que en Bruselas.

La Comisión Europea puso sordina a la oferta electoral de Cameron y se limitó a señalar, a través de una portavoz, que la presencia del Reino Unido en el club comunitario redunda en interés de ambas partes, pero "corresponde al Gobierno y al pueblo británicos expresar cómo quieren enfocarla".

La alarma fue mucho mayor entre los ejecutivos financieros británicos, muchos de ellos presentes ayer en el Foro Económico Mundial que se celebra en Davos (Suiza).

"Para las empresas en general, el interés a largo plazo de Gran Bretaña está en la UE", señaló en la ciudad suiza Tidjane Thiam, consejero delegado de Prudential, la mayor aseguradora británica.

"No es una buena noticia", lamentó Martin Sorrell, consejero delegado de WPP, la mayor compañía de publicidad del mundo. "Se añade otra razón para retrasar las inversiones", advirtió Sorrell.

Mark Boleat, representante de la City londinense, recordó que "la posición de Londres como centro financiero internacional es crucial para el empleo y el crecimiento y la incertidumbre sobre su pertenencia a la UE puede restarle atractivo".

Las advertencias empresariales y financieras sobre el riesgo de someter a referéndum la continuidad del Reino Unido en el club comunitario se habían sucedido en los días previos al anunciado discurso de Cameron al respecto. Incluso llegaron desde el otro lado del Atlántico, desde donde se advirtió que la relación entre Washington y Londres podría deteriorarse si la isla se separaba de la UE.

A pesar de todo, el líder conservador se comprometió ayer a convocar la consulta durante la primera mitad de la próxima legislatura, o sea, antes de 2018, siempre y cuando su partido gane las elecciones de 2015.

La propuesta llega forzada por el ala más euroescéptica del propio partido de Cameron. Y, sobre todo, por la amenaza electoral de la formación United Kingdom Independence, que aboga abiertamente por la salida del club europeo y que en los sondeos aparece como la lista más votada en Gran Bretaña en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo año.

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