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Javier Cremades, Socio director de Cremades & Calvo-Sotelo

"El colegio debe ser un lobby útil para los profesionales"

Javier Cremades (Ceuta, 1965) cuenta con firmes apoyos para liderar el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM). Josep Piqué, Juan Miguel Villar Mir o Borja Prado son algunos de los empresarios que han apoyado públicamente su candidatura.

¿Le parece razonable que una apelación pueda costar 800 euros?

La Ley de Tasas es un grave error. No va a resultar un instrumento útil para los fines que pretende el Ministerio de Justicia y, por el contrario, ha despertado mucho recelo entre los ciudadanos. No va a ayudar a que haya menos pleitos, pero sí a que la gente tenga más distancia con la administración de justicia. Se trata de un servicio que ya se paga, y por doble vía: con los Presupuestos Generales del Estado y con las costas. Ahora habrá que financiarlos ex ante.

¿Qué opina de los recortes en Justicia que está aplicando la Comunidad de Madrid?

La reforma de la Justicia es una de las grandes asignaturas pendientes de España. Se trata de una administración que tiene mucho de ineficiente, que ha sido lenta, que se ha mostrado incapaz de ofrecer una imagen de modernidad y competencia. En el caso de Madrid, lo que hay que resolver de manera inmediata es el pago a los abogados del turno de oficio.

¿Cómo se podrían reducir las montañas de expedientes atrasados de los juzgados?

En primer lugar, afinando mucho los aspectos procesales y de las leyes. Segundo, consiguiendo una mayor motivación de todas las partes que intervienen en el proceso. Tercero, incentivando a los jueces y sus equipos para que respeten los tiempos: justicia retrasada, justicia negada. Es una tarea ciclópea, pero urgente. No es infrecuente el número de ciudadanos que fallece antes de haber resuelto sus asuntos en los tribunales. Es increíble que todavía no haya un sistema unificado para encontrar jurisprudencia.

¿Qué hará en caso de ser elegido decano del ICAM?

La tarea principal que tiene el colegio es la transformación completa de la institución. El ICAM tiene que ayudar a mejorar la marca del abogado en la sociedad. La situación en Madrid, donde ha habido problemas de cobros y encierros, tiene que cambiar. Hay que mejorar la utilidad del colegio: la mayoría de colegiados paga su cuota solo porque es necesario para ejercer su profesión. Tenemos que conseguir que el colegio sea un instrumento de promoción de oportunidades y de proyección de su trabajo, que haga de lobby efectivo y verdadero.

¿De qué manera se puede lograr eso?

Abriendo la profesión más a la sociedad, participando en los debates que interesan a la gente. Reforzando también los servicios del colegio, por ejemplo haciendo que 1.000 abogados salgan cada año a mejorar su conocimiento de idiomas. Hay que pedir apoyo a muchos colegas que tienen buenas redes de contactos e iniciativas que nos pueden ayudar. El ICAM tiene cuatro siglos de historia, y creemos que puede ser un instrumento útil para los profesionales.

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