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La seguridad se democratiza

La crisis obliga a ofrecer equipos cada vez más sofisticados y baratos

Desde que en 1959 un ingeniero de Volvo inventara el cinturón de seguridad, la industria automotriz ha avanzado una enormidad en la protección de los ocupantes de sus coches. Desde sistemas que advierten de la inminencia de un choque hasta detectores de ángulos muertos, los autos de hoy ruedan cargados de dispositivos que ya no solo minimizan los daños en caso de accidente, sino que también los previenen.

Sin embargo, no todos los equipos vienen de serie. Muchos de estos adelantos empiezan siendo exclusivos de los modelos de gama alta o complementos opcionales y transcurre un tiempo hasta que se vuelven de uso común. Que se pase de una situación a la otra dependerá en gran medida de la rapidez con la que el mercado renueve su flota de vehículos.

"Siempre se empieza así, como una alternativa. Al principio son muy caros. Luego se masifican y, por efecto de las economías de escala, los fabricantes pueden bajar los precios", explica Xavier Ruestes, gerente de programas de la Fundación RACC. "Hace cuatro años, el control de estabilidad electrónica ESP [que evita vuelcos y derrapes] costaba entre 400 y 500 euros. Ahora los coches nuevos lo traen de serie, y si lo quieres comprar aparte, te puede costar hasta un 25% menos", precisa.

La demanda para comprar equipos de alta tecnología ha disminuido

Pero con las matriculaciones en niveles de hace casi 20 años, a los expertos les preocupa que el acelerado envejecimiento del parque automotor esté ralentizando la penetración de estas mejoras en España. "La crisis no ayuda porque reduce el número de vehículos nuevos que circulan por nuestras carreteras y así los avances en seguridad no se acaban de incorporar", señala Ruestes.

De hecho, según un informe del portal Autoscout24, el equipamiento de seguridad de un automóvil nuevo puede llegar a duplicar el de uno viejo. De acuerdo con este estudio, mientras que en los vehículos de menos de un año sistemas básicos como los frenos de emergencia, la bolsa de aire o el control de velocidad tienen una penetración media del 56%, en los de más de 10 años este porcentaje es del 46%, y en los de más de 15, apenas del 25%.

De ahí lo preocupante del envejecimiento del parque automotor. En noviembre pasado, las ventas de coches usados triplicaron a las de turismos nuevos, y de estos últimos, el 29,5% era de gama media-baja, que por lo general no vienen con los últimos dispositivos. "La crisis está provocando que los coches más demandados sean los de categoría inferior, utilitarios principalmente, y este tipo de vehículos tienen un grado de equipamiento menor", corrobora Lorenzo Jiménez, responsable de marketing de Bosch.

El experto advierte de que la demanda de accesorios y complementos a la hora de comprar un vehículo también ha disminuido y muchos sistemas de seguridad se venden de manera opcional con un coste adicional. "Por eso, aquellos sistemas de seguridad que realmente salvan vidas, que reducen en gran medida los accidentes de tráfico, deberían ser obligatorios, ya que su demanda como un extra es realmente escasa", sostiene.

Jorge Brenlla, especialista del departamento de marketing de Ford, coincide en que aun cuando muchos sistemas de seguridad ya vienen de serie en la mayoría de modelos, como lo demuestra el hecho de que varios de ellos consiguen una calificación de cinco estrellas en los tests del Programa Europeo de Evaluación de Automóviles Nuevos (Euro NCAP), existen tecnologías más avanzadas que son opcionales y encarecen el precio final del vehículo. "Son estas las que sufren una mayor caída en su demanda".

Lo positivo es que a pesar de las restricciones económicas, la seguridad es un aspecto que está muy bien valorado entre los conductores españoles. De acuerdo con el RACC, dos de cada tres conocen bastante bien los dispositivos. Es más, al 90% le gustaría contar con el sistema de frenos de emergencia, el control de estabilidad electrónica y e-call (llamada automática al servicio de emergencias en caso de siniestro). De hecho, esta última función es más aceptada en España (74%) que en Europa (55%) por sus connotaciones de control, según otro estudio de Autoscout24. En este mismo informe se aprecia que el 82% quiere un vehículo inteligente, capaz de reconocer situaciones de riesgo y evitarlas de forma activa.

Esta preocupación por la seguridad está obligando al sector a bajar la gama de entrada de los dispositivos más sofisticados. "Los fabricantes nos estamos esforzando muchísimo para ofrecer sistemas cada vez más avanzados al menor coste posible", dice José Manuel Méndez, director general de marca de Toyota España. "Hemos estandarizado sistemas claves sin haber aumentado el precio de los vehículos. Tal es el caso, por ejemplo, del control de estabilidad, de serie en todos nuestros turismos a partir de este año", añade.

La MQB de Volkswagen es un ejemplo interesante de cómo las compañías están reduciendo costes de producción para trasladar estas eficiencias a sus compradores y democratizar la tecnología. Se trata de una plataforma de construcción modular que el grupo alemán ha empezado a utilizar este año para ensamblar todos sus modelos ?independientemente de la marca, el segmento o el motor? sobre una misma base de carrocería. Esta especie de mecano permite a la compañía estandarizar de una forma más rápida y barata innovaciones que antes eran exclusivas de las categorías altas.

"Gracias a esta nueva plataforma podemos ofrecer a nuestros clientes sistemas de seguridad hasta hoy solo disponibles en segmentos de gamas superiores", destaca Caita Montserrat, directora de marketing del grupo alemán. El caso más paradigmático es el del nuevo Golf 7, que a pesar de tratarse de un compacto del segmento C incorpora de serie varias prestaciones propias de un deportivo de gama alta: sistema de frenado de emergencia anticolisiones múltiples, siete airbags (incluyendo el de rodilla para el conductor), control de estabilidad electrónico con complementos para impedir que el coche se abra demasiado en curvas, apoyacabezas con dispositivo antilatigazos.

"Otros sistemas son opcionales, pero la MQB permite ofrecerlos a precios muy ajustados", precisa Montserrat. Por ejemplo, el control de crucero adaptativo ACC, que mide mediante radar la distancia respecto a otros coches, así como su velocidad, y es capaz de frenar y volver a acelerar para adecuarse a las necesidades del tráfico, está disponible desde 320 euros, en tanto que el paquete de Lane Assist (corrige la trayectoria del volante impidiendo desvíos del carril) más Dynamic Light Assist (luces largas permanentes de noche) está disponible por 650 euros.

Ahora que la crisis está obligando a los conductores a medir sus gastos, Brenlla considera importante que no se entienda la seguridad solo como aquella que nos salva una vez producido el accidente, pues esta solo representa una parte de los sistemas que puede llevar un vehículo. "Es esta idea equivocada la que hace que la demanda de muchos equipos se vea reducida porque nadie piensa que vaya a verse involucrado en un accidente", advierte. "Ocurre algo parecido en los seguros porque nadie quiere tener que utilizarlos y muchas veces caemos en contratar los más económicos sin tener en cuenta sus coberturas. En automoción ocurre lo mismo y no pensamos que nos podemos ver envueltos en situaciones de peligro que pueden evitarse si se cuenta con tecnologías más avanzadas", sostiene. El RACC recuerda que sólo el control de estabilidad electrónica puede llegar a salvar 600 vidas al año.

¿Todos son imprescindibles?

Una pregunta que los compradores se hacen con frecuencia es si todos los sistemas de seguridad son imprescindibles. Incluso, hay quienes piensan que algunos, como los de aviso de cambio de carril son demasiado complejos, pero poco prácticos. Al respecto, Lorenzo Jiménez, de Bosch, recuerda que cada dispositivo cumple una función y ayuda en una determinada situación de peligro. Por ejemplo, el ESP, que fue introducido por Bosch en 1995, es considerado como el sistema de seguridad, después del cinturón, con mayor potencial para salvar vidas, ya que evita el derrape del vehículo, causa principal de accidentes en Europa."Los sistemas predictivos de frenada de emergencia son útiles porque en este tipo de situaciones, el conductor muchas veces o frena tarde, o lo hace con poca fuerza o ni siquiera llega a hacerlo", explica. En cuanto a los sistemas de aviso de cambio de carril, advierte que una de las causas principales de accidentes de tráfico son los despistes que conllevan estas maniobras. Llevando este dispositivo, el conductor recibirá un aviso acústico, óptico y táctil (en el volante) de que está abandonando involuntariamente el carril, a fin de que reaccione.Por su parte, Brenlla advierte que el escepticismo nos hace pensar que no necesitamos ciertos sistemas porque a lo mejor no nos hemos visto involucrados en una situación peligrosa. Sin embargo, todos alguna vez nos hemos llevado un susto conduciendo: deslumbramientos, derrapes, etc. "Algunos habrán acabado en nada y otros en accidentes. Con los nuevos sistemas de seguridad conseguimos evitar esos siniestros".

La hoja de rescate

La seguridad pasiva no se limita a costosos mecanismos. Un elemento muy útil que no cuesta nada llevar es la hoja de rescate. Este documento es de vital importancia para que los bomberos y equipos sanitarios actúen con la mayor rapidez posible en caso de que suceda un siniestro en el que los ocupantes del coche queden atrapados. Con él, los rescatistas pueden conocer con precisión dónde están las zonas de corte adecuadas para cada vehículo, de modo que puedan liberar a los accidentados en el menor tiempo posible. Para fomentar su uso, el Grupo Liberty Seguros ha iniciado una campaña informativa entre sus más de 6.500 clientes.

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