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Lisa Montague, consejera delegada de Loewe

Elixir de juventud

Con más de 160 años a sus espaldas, Loewe vive una nueva etapa. La firma textil de lujo, perteneciente al grupo francés LVMH, pero de raíz y corazón españoles, encadena varios años mejorando sus números, y lo ha celebrado con la ampliación de su planta de Getafe por el doble de su capacidad, lo que permitirá la creación de 180 empleos. Una expansión, también a nivel internacional, que se buscaba tras fichar en 2009 a su actual consejera delegada, la británica Lisa Montague (Cheshire, Inglaterra, 1963), una ejecutiva que quería ser doctora y que ahora aplica su receta: un "elixir de juventud", como cantaba Antonio Vega, en una de las marcas más prestigiosas de la moda ¬española.

El buen gusto, la elegancia y el cuidado por los detalles son algunas de las señas de identidad de Loewe, y su conservación influye en el formidable estado de salud que presenta la compañía. Montague era consciente de ello cuando sustituyó a Albert Puyol como máxima responsable de la marca, y no solo ha apostado por conservarlas, sino también por potenciarlas e internacionalizarlas.

La consejera delegada de Loewe es una gran conocedora del sector de la moda, en especial de la más selecta. Su experiencia previa a su traslado a Madrid tiene similitudes con la que está viviendo ahora. De 2000 a 2009 desarrolló su labor en la británica Mulberry, primero como directora de la marca, y desde 2003 a su salida como directora de operaciones, donde ayudó a revivir la actividad de la marca de lujo. Allí coincidió con alguien clave en esa tarea y con quien se encontraría a su llegada a Loewe, y que de hecho fue uno de los alicientes para aceptar el puesto, Stuart Vevers, actual director creativo. De esta forma, Loewe reunía a dos personas con las que dar ese paso al frente y acometer esa modernización sin renunciar a los principios básicos de la marca: por un lado, con la perspectiva creativa de Vevers, y por otro, con la visión gestora de Montague, quien destaca el atrevimiento y la valentía a la hora de tomar decisiones como bandera de gestión.

Durante su época universitaria, en la Middlesex Polytechnic de Londres, comenzó su carrera en lo que era ya su vocación, la moda, aceptando una oferta de prácticas en el grupo Hucke, para después pasar a De Keyser. A finales de los ochenta inició su etapa en la firma de lujo Cerruti, la más longeva de su carrera hasta ahora, en donde se mantuvo hasta el año 2000. Allí ejerció los cargos de vicepresidenta Comercial para EE UU, responsable comercial internacional y posteriormente directora general para Reino Unido. Unos años que no solo le sirvieron para ampliar su experiencia y conocimientos en el mercado internacional y que ahora aplica para Loewe, sino también para diplomarse, en 1998, en el Institute of Directors de Londres.

Tras reflotar Mulberry, llega su oportunidad en el grupo Louis Vuitton para liderar Loewe desde su cuartel general en Madrid. Nunca antes había trabajado en España y, de hecho, su conocimiento del idioma era bastante escaso. Pero el prestigio centenario de la marca y la relevancia de la tarea, aprovechar al máximo el potencial de la marca, adaptarla a las nuevas tendencias del sector y darle una nueva dimensión internacional, le convencieron para trasladarse a la capital con su marido y sus dos hijos.

De carácter calmado y cercano, siempre con el temperamento bajo control pese a la relevancia de su cargo y de su empresa, destaca la eficiencia de los trabajadores españoles y niega los tópicos sobre la siesta o su actitud pasiva. Su carácter reflexivo le ayuda a estar siempre alerta y tomar decisiones, aunque no esconde su impaciencia por obtener resultados. Le gusta cocinar y los alimentos orgánicos, aunque su capricho culinario es el helado de queso fresco. También practica yoga y le apasiona el mar, y no puede evitar estar enganchada permanentemente a su smartphone.

Con ella en el cargo, Loewe ha sido noticia por diversas cuestiones. Una de las más controvertidas, la de su campaña publicitaria de la colección Oro, a principios de este año, en la que aparecían una serie de jóvenes de alto poder adquisitivo y con la que se quería reflejar los valores de la marca. Objeto de todo tipo de comentarios en redes sociales, lo cierto es que la campaña estuvo en boca de internautas y medios de comunicación durante varios días, y la colección ha sido un éxito de ventas. Y hace pocas semanas, Penélope Cruz fichaba como nueva imagen de la marca desde 2013, ya que, según Montague, refleja la "pasión, autenticidad y excelencia" de Loewe.

Pero lo más importante son los números, y estos arrojan un crecimiento del 43,5% de los ingresos en 2011, pese a la situación económica de su mercado principal, España, y las dificultades en otra de sus principales plazas, Japón. Un rendimiento que le permite invertir en nuestro país y fortalecer sus raíces en una etapa de internacionalización, con una fábrica de 15.000 metros cuadrados en Getafe que será su centro principal para el desarrollo de nuevos materiales y que verá ampliada su plantilla en un 70% en tres años.

Ahora le toca aplicar la receta en otros lugares. Por ejemplo, consolidarse en China o ganar presencia en el mercado anglosajón, dentro del plan de expansión diseñado para los próximos cinco años. Por ello, Lisa Montague tendrá que seguir viajando, aunque no le gusten demasiado las presentaciones, para enriquecer el legado de Loewe.

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