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Tribuna
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Leer entre las líneas del partido en China

El gran relevo que se está fraguando en la cúpula del Partido Comunista chino requiere hacer una cuidadosa lectura. Xi Jinping, el vicepresidente, parece tener asegurado el puesto más alto, el resto no está tan claro. Hay cinco claves que pueden desvelar en qué dirección se moverá China durante la próxima década de acuerdo con la nueva composición del Comité Permanente.

1. La tripulación de Hu. Li Keqiang, actual vice primer ministro, es uno de los que más papeletas tiene para formar parte del Comité Permanente y sustituit al actual primer ministro, Wen Jiabao. Pero puede ser que Hu no alcance a dominarlo todo. La duda planea sobre Li Yuanchao, jefe del departamento de organización, que ha pedido reformas de calado y el fin de la corrupción. Liu Yunshan, jefe de publicidad del Partido Comunista, cercano a Hu, es otro candidato aunque su posición como emperador de la censura podría pesar en su contra.

Llenar el comité de aliados es una táctica tradicional de los líderes salientes: Deng Xiaoping y Jiang Zemin lo hicieron y Jiang podría estar todavía abusando de su autoridad hoy día a través del que fuera su mano derecha, Zeng Qinghong. Con ellos al frente, el país vivió un rápido crecimiento y reformas decisivas, pero también un crecimiento de la desigualdad. Si entre las líneas del partido comunista se cuentan más aliados de Jiang que de Hu, esta podría ser parte de la tónica general en la próxima década.

2.Los dos Wangs. Los reformistas buscarán que haya dos Wangs en escena, aunque ambos no guardan relación alguna. Wang Yang, líder del partido en Guangdong, se ha convertido en una especie de símbolo del liberalismo y las reformas al encabezar unas elecciones aparentemente democráticas en la ciudad de Wukan. También se abstuvo de reprimir las protestas ciudadanas, aunque su motivación puede haber sido más el pragmatismo que el liberalismo.

Por su parte, Wang Qishan ha manejado la estrategia en el diálogo sobre economía con Estados Unidos y ha ocupado cargos de responsabilidad en el banco central y en el Banco de Construcción de China. Wang también tiene experiencia en dirigir una crisis de deuda, ya que que ocupó el cargo de vice gobernador en Guangdong a finales de los 90.

La inclusión de uno o ambos en la dirección beneficiaría a la imagen de China en el extranjero y aumentaría las oportunidades de que las conversaciones con EE UU en asuntos tan clave como el comercio y los derechos humanos fueran más constructivas.

3.Permitir la entrada de mujeres. Una apuesta arriesgada, pero el 48% de la población China consideraría una buena noticia la entrada de mujeres en el comité. La consejera de Estado Liu Yandong, podría ser la primera en ocupar este puesto en la historia reciente de China. Sus posibilidades son escasas, en parte debido a que no tiene experiencia dirigiendo una provincia. La desigualdad entre sexos es uno de los retos a largo plazo del crecimiento de China. En relación al total de la población, hay menos mujeres trabajando ahora que hace diez años. Que una mujer alcance un puesto de poder no cambiaría esto, pero sería un buen comienzo.

4.De nueve a siete miembros. Los nueve miembros del Comité Permanente podrían quedarse en siete, de acuerdo con las fuentes citadas por Reuters. El comité recuperaría la envergadura que tenía cuando estaba liderado por Jiang Zemin en los noventa, un periodo en el que se vieron más reformas decisivas de las que Hu ha llevado a cabo. El riesgo es que, sin un debate más amplio, algunos puedan acumular más poder, algo que China ha intentado evitar desde que acabaron los gobiernos de Mao Zedong y Deng Xiapiong.

5.Cambio de hábitos. Tradicionalmente, el nuevo equipo entra en el Gran Palacio del Pueblo por este orden: en primer lugar aparece el secretario general, después el presidente electo de la legislatura nacional, seguido por el nuevo primer ministro. Sin más presentaciones ni explicaciones. Una puesta en escena acorde con un proceso político tan opaco.

El congreso no suele suponer una revolución inmediata ya que los nuevos líderes necesitan un tiempo para consolidarse en el poder. Pero cualquier pequeño cambio en la rutina se podría interpretar como un signo de que Xi y sus coetáneos están llevando el sistema chino en una nueva dirección. A falta de algo más concreto, sería un signo alentador.

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