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François Hollande

El presidente tranquilo

Ha preparado con constancia y paciencia su llegada al Elíseo. Pragmático y de espíritu conciliador, ha debutado esta semana en Europa con una apuesta por el crecimiento.

El presidente tranquilo
El presidente tranquilo

La izquierda europea confía en este hombre tranquilo para pilotar un cambio en la UE. François Hollande, séptimo presidente de la V República francesa, mantiene el objetivo de reducción del déficit, pero apuesta por iniciativas que favorezcan el crecimiento, como la emisión de eurobonos, un desafío a la canciller alemana, Angela Merkel. La ruptura del eje francoalemán se escenificó en la cumbre de líderes europeos del pasado miércoles, el debut europeo de Hollande. "En Europa nos esperan y nos miran, y voy a proponer a mis colegas europeos un pacto que una la necesaria reducción del déficit con el indispensable estímulo de la economía", fueron sus primeras palabras como presidente de la segunda economía europea, horas antes de visitar en Berlín a su colega Merkel.

El presidente francés no ha tenido mucho tiempo para aprender el trabajo. Experto organizador político, llega al Elíseo sin haber ocupado un cargo en el Gobierno. Muchos le describen como un hombre afable y tranquilo, que rehúye el conflicto, aunque sin gancho, nada que ver con su predecesor, Nicolas Sarkozy. Durante la campaña electoral, defendió un programa de 60 compromisos sobre la base del empleo, la fiscalidad, la educación y la inmigración. "Estoy preparado para dirigir al país", dijo por si quedaban dudas, muchas desde las filas de su partido. Célebre es la frase del exprimer ministro socialista Laurent Fabius: "¿Hollande, presidente? ¡Ni pensarlo!". Mordaz la de su excompañera sentimental y madre de sus cuatro hijos, Ségolène Royal: "¿Qué ha hecho François Hollande en estos últimos 30 años? Nada".

François Hollande ha preparado con constancia y paciencia el camino al Elíseo. Nacido en Ruán (Normandía) en 1954, aprendió de sus padres, un médico conservador y una asistente social, la atención que se debe dar a los otros. Serge Raffy, de Le Nouvel Observateur, cuenta en el libro François Hollande, itinerario secreto, que su modelo fue el expresidente Francois Mitterrand. Y eso que este prefería a Ségolène Royal y no quería que la pareja estuviera en el Gobierno al mismo tiempo.

Hollande se formó en las elitistas instituciones de la República: la HEC (Escuela de Comercio) y ENA (Escuela de Administración Pública), donde conoció a Royal. Formaron pareja durante casi tres décadas y se separaron la noche de mayo de 2007 en que ella perdió las elecciones contra Sarkozy.

Hollande se unió al Partido Socialista en 1979. Fue auditor del Tribunal de Cuentas antes de lanzarse a la política redactando notas económicas para Mitterrand. De 1981, el año de la victoria socialista, guarda el recuerdo de la derrota frente a Jacques Chirac de la circunscripción de Ussel en Corrèze. El expresidente lo describió en sus memorias como un "verdadero estadista".

En 1992, Royal fue nombrada ministra de Medio Ambiente y Hollande se volcó en el partido. Fue designado primer secretario en 1997, sustituyendo al elegido como primer ministro, Lionel Jospin. Según Raffy, como secretario general, Hollande gobernó el país junto a Jospin, quien lo hizo participar en todas las decisiones. Así que conoce todos los engranajes del poder.

Permaneció en el cargo hasta 2008. Una misión de 11 años que desarrolló con "tenacidad, sacrificio y compromiso", describe en su página web. Su espíritu conciliador se puso a prueba en el Congreso de 2006. Renunció a presentarse a los comicios al Elíseo contra Sarkozy, cediendo la plaza a la madre de sus hijos, a la que las encuestas atribuían mayor intención de voto. Tras dejar la dirección del partido, empezó a preparar su programa. Contó con dos aliados: el escándalo sexual de Dominique Strauss-Kahn y el antisarkozismo. Al tiempo, se producía su transformación personal. Menos kilos y un look más moderno para acabar con la imagen de soso. Raffy atribuye el mérito a la actual pareja del presidente, Valérie Trierweiler, periodista de Paris Match, que al hacerse oficial su noviazgo dejó de ocuparse de la actualidad política.

Su reto será armonizar austeridad con crecimiento.

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