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Tijeretazo en las aulas

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Los duros recortes a los que el Gobierno del PP está sometiendo a la educación española dejan una fotografía inmisericorde. El año que viene, cuando se apliquen,totalmente, nuestro sistema educativo nos parecerá tan ajeno que casi ni lo reconoceremos. Mucho de lo ganado en las últimas décadas se habrá perdido. Y tendremos que acostumbrarnos a mirar una imagen que duele hasta pulverizar los ojos. Aulas con exceso de alumnos, profesores -tanto en los campus como en las escuelas-que tienen que hacer frente a más horas lectivas, (lo que arrastra el despido de interinos);matrículas universitarias cada vez más caras, (con el riesgo de que haya alumnos que no puedan acceder a los pupitres universitarios);una formación profesional (FP) que pierde gran parte de lo que tanto le costó ganar... y una educación en el medio rural que casi está obligada, dicen los expertos, a "emigrar" a centros urbanos grandes o medianos.

Esta es parte de la inexorable fotografía que nos queda. ¿Inexorable? Bruselas no impone dónde tienen que hacerse los recortes para alcanzar el ese sacrosanto3% de déficit. Cada Gobierno decide. cómo aplica la tijera."Así que todo depende de en qué lugar sitúe cada uno (o sea, cada Administración)el listón",de sus prioridades"reflexiona Carmen López, secretaria de política social de UGT. "Lo que está haciendo el PP es aprovechar la crisis para imponer un modelo ideológico que busca destruir la enseñanza pública", advierte. Y con idéntica dureza interpreta la situación José Campos, secretario general estatal de la Federación de Enseñanza de CC OO: "Es el recorte más brutal en los últimos 30 años. Supone retroceder tres décadas y casi nos lleva a la privatización de la educación".

Está claro que la educación ha sido señalada con el dedo y acusada como un flanco despilfarrador, y sobre ella se ha aplicado la tijera. CC OO ha trazado sus particulares cuentas de lo que esta política supone. A su juicio, el recorte directo en los últimos dos años en educación ya alcanza los 3.492 millones de euros.

Es difícil entender que estas medidas no afecten a la calidad educativa

El programa de ayuda pública para el ciclo entre 0 y 3 años desaparecerá

Preocupa mucho cómo puede afectar el recorte a los logros de la FB

Mientras, el portavoz de Educación del PSOE en el Congreso de los Diputados, Mario Bedera, estima que al recorte de 3.736 millones de eurosque define el real decreto hay que añadir los 487 millones del acuerdo de no disponibilidad del 30 de diciembre y los 663 de disminución que ya se habían establecido para este año. En total, 4.886 millones.

Si vamos en busca del detalle lo encontraremos en la memoria de impacto económico que acompaña a ese real decreto.

El Ministerio Por ir a lo más sustancial, el ministerio de Educación espera ahorrar 1.760 millones a partir de la subida de las tasas universitarias, 840 millones gracias al aumento de las horas lectivas de los profesores de Educación Primaria y 464 incrementando un 20% la relación de alumnos por clase. De fondo queda la no cobertura de las bajas de menos de 10 días de los maestros (250 millones) y la modificación de las horas de dedicación de los profesores universitarios (252 millones).

Aunque lo interesante de estos números es que resultan perfectos para hacer comparaciones, y a veces con resultados que sonrojan. Según los técnicos de Hacienda (Gestha), la creación de un nuevo impuesto estatal del 5% sobre la base imponible de las 300 entidades financieras que operan en España supondría una recaudación adicional de 1.400 millones de euros, algo menos de la mitad de esos 3.736 millones. El resto, calculan estos profesionales, bien podría venir de la reposición del impuesto de patrimonio (1.240 millones). En total, y solo por estas dos vías, se conseguirían 2.640 millones con los que mitigar el tijeretazo.

Sin embargo, el recorte ya está aprobado y no se dará marcha atrás. Lo curioso, o preocupante, es que el ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha conseguido poner a la casi totalidad del escenario educativo en su contra. Nunca, comentan varios analistas, se había visto una confrontación tan clara, directa y masiva. Y en este discurso es complicado entender —como afirma el responsable público— que estas medidas no perjudican ni a la calidad ni a la equidad educativa. Una propuesta que él mismo ha intentado transmitir con insistencia, pero que encuentra un escaso respaldo más allá de su bancada política. Estas ideas "van en contra del sentido común, las estadísticas internacionales, y además equivalen a afirmar que todo el esfuerzo de mejora de los parámetros educativos desarrollado en España desde hace 35 años carecería de fundamento y era poco menos que una inversión inútil", según CC OO.

Desde luego, parece contradictorio intentar mejorar el sistema educativo reduciendo lo que se invierte en él. El porcentaje de riqueza que genera el país y que se destina a las aulas pasará del 5,9% en 2009 al 4,65% durante 2012, y la inversión por alumno caerá de media un 15%. Estos son los cálculos de varias organizaciones sindicales, y las consecuencias llegan en aluvión.

El recorte público traerá también consigo un aumento de la ratio de alumno por clase. De hecho, el Gobierno propone hasta un 20% más en primaria y secundaria. Por hacerse una idea, en el curso 2009-2010 en educación primaria la tasa era de 21,1 alumnos por aula y en ESO se situaba en 24,2. Ambas algo por encima de la media de la Unión Europea. Pues bien, las estadísticas nos muestran que los países con menos alumnos en sus aulas (como los nórdicos) logran mejores resultados académicos. Si ya informes como el famoso PISA nos situaban como uno de los países con mayor fracaso escolar (abandono) de Europa (28,4%, casi el doble de la media del Viejo Continente), esta medida parece que verterá más gasolina sobre el fuego. "Estos recortes y la masificación de las clases van a potenciar el abandono de los chavales de la escuela", advierte Carmen López, de UGT.

El panorama se vuelve cada vez más azul oscuro, casi negro. Otro de los grandes damnificados será una de las vigas maestras del sistema educativo: los profesores, que tendrán que dar clase a más alumnos durante mayor tiempo. Estos dos elementos combinados traen malas noticias. CC OO cifra el potencial de destrucción de empleo sobre el profesorado interino en 55.000 personas (educación infantil, primaria y secundaria), a los que se suman 27.000 por amortización de jubilaciones y 18.500 empleos adicionales. Construyendo un número redondo, más de 100.000 trabajadores se quedarán sin trabajo —si se cumplen estas estimaciones— solo en los niveles no universitarios. El PSOE habla de 40.000.

Como sucede en otros apartados de esta reforma, la reducción del profesorado va en contra de la lógica y de las necesidades. "La escuela pública es muy heterogénea, con distintos niveles culturales y socioculturales, familias, padres e índices de formación. Lo cual hace que necesiten una atención más personalizada y, por tanto, más profesores que detecten las carencias del alumno. Y esto se logra a través de la inversión", reflexiona José María Sánchez, presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), asociación mayoritaria en la enseñanza pública.

Aunque no todo el mundo comparte esta interpretación. "Si en vez de 25 alumnos en una clase hay 40, no tiene por qué reducirse la calidad de la enseñanza. Exigirá más atención, esfuerzo y concentración de todas las partes, pero para eso hay que reivindicar el carácter vocacional de la docencia", explica José Antonio Herce, profesor universitario y socio de Analistas Financieros Internacionales.

Este es, sin duda, un argumento minoritario, que también encuentra su refrendo en la conservadora Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos y Padres de Familia (CONCAPA). "No nos parece mal el aumento de las horas lectivas del profesorado", asegura su presidente, Luis Carbonell. "Para nosotros, el límite en las reformas se sitúa en que no vulneren o mermen la ya escasa calidad educativa que tiene nuestro país".

Parece complicado, cuando no imposible, mejorar la educación si las arcas públicas cada vez contienen menos dinero. Y esta precariedad se deja sentir en todos los niveles de la formación. Desde los iniciales hasta los superiores.

La educación entre 0 y 3 años (el primer ciclo de educación infantil) es una piedra de toque de la interpretación de cada uno. El PP entiende este periodo dirigido a la conciliación entre la vida profesional y personal y no como formación, y, por tanto, el programa de ayuda pública en este tramo de edad desaparecerá. Así que a muchas familias solo les quedará la opción de recurrir a una guardería privada, que en ciudades como Madrid difícilmente baja de los 400 euros mensuales. Una cantidad al alcance de unos pocos. Con esta propuesta, la Administración se ahorra 100 millones de euros anuales a costa de hacer un roto en un periodo de formación muy importante para un niño.

"Hay que decirlo bien claro: lo que ha hecho el Gobierno en este tramo de edad, como en otros, es un recorte ideológico. No entienden que la educación infantil es una vacuna contra el fracaso escolar", apunta Mario Bedera, portavoz de Educación del PSOE. Todo esto "forma parte de una estrategia política del PP para acabar con el ámbito público en el Estado y en las comunidades autónomas; y los sectores más afectados, como vemos, son la educación y la sanidad", critica Caridad García, portavoz de Izquierda Unida en la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados.

Pocos temas hay -quizá solo la sanidad- que toquen tan de lleno la ideología o la forma de ++ver e interpretar el mundo de las personas como la educación. Y esto está creando una tensión creciente en la sociedad que, lo estamos viendo, cada vez tiene más traslación a las calles (ahí está la huelga de la enseñanza pública del pasado 22 de mayo). Y la preocupación crece. "Con tantos recortes van a ahogar a las familias y se las va a obligar a optar entre alimentación, salud o educación", avanza Carmen López, de UGT. Y advierte preocupada: "Algunas pueden pasar hambre".

Esperemos que esta experta se equivoque y que la cercanía al "abismo", de la que avisa Carmen López, nos haga recapacitar o que simplemente nunca llegue.

"El gran problema es que no hay un gran pacto de Estado por la educación y cada Administración hace la guerra por su cuenta", comenta Gaspar Rosselló, vicerrector de política académica y calidad de la Universidad de Barcelona. El anterior responsable de Educación, Ángel Gabilondo, lo intentó hasta casi el último momento de su mandato, aunque no logró ningún acuerdo. Ya se sabe que nada es tan terco como una posición política. En este tema, el PP jugó todo el tiempo a la contra, recuerdan varios analistas. "No somos contrarios a aplicar políticas de austeridad, ver dónde fallamos y ahí llegar a un pacto de Estado", incide José Campos, de la Federación de Enseñanza de CC OO. "Pero en lo que estamos en desacuerdo es en un recorte brutal y sin diálogo precisamente en educación, que es lo mejor que tenemos en este país".

Con diálogo o sin él, llegan modificaciones importantes a la educación secundaria obligatoria. En principio, se le quita un curso común y se le suma al bachillerato. Este cambio también afectará a la formación profesional de grado medio, aunque se mantiene la edad de escolarización obligatoria hasta alcanzar los 16 años. O sea, los alumnos de 15 años deberán escoger entre FP y bachillerato y tendrán que hacer obligatoriamente ese primer curso. Algo parecido a recuperar aquello de "ciencias o letras". Como era de esperar, esta supresión ya ha generado críticas. "Eliminar un año es una afrenta al principio de igualdad de oportunidades", asume Mario Bedera, del PSOE, y además se aumentan los costes. El PP, por su lado, afirma que esta separación no tiene una motivación ideológica, sino práctica.

Sea como fuere, los recortes preocupan en todas las ramas, pero muy especialmente en la formación profesional. A estos estudios les ha costado mucho tiempo, esfuerzo y presupuesto desprenderse de esa sensación adherida a la piel de ser hijos de una educación menor. Además, no es una formación barata para el Estado. El precio medio por alumno oscila entre 8.500 y 9.500 euros. Así que desandar lo andado es aún más grave, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos chicos que en su día abandonaron estos estudios atraídos por las ganancias rápidas del ladrillo han vuelto a sus aulas para adquirir una cualificación que dejaron a medias y que ahora les resulta imprescindible para encontrar empleo.

El ministro Wert aseguró en su día que la FP, tras la reforma que estaban preparando, sería "un camino de formación digno y adecuado, no algo de segundo orden". Pero con un recorte presupuestario del 28,8% (ESO, FP y escuela oficial de idiomas), según denuncia UGT, el margen de maniobra se reduce, y se da la paradoja de que esta enseñanza "tendrá una elevada demanda que no se podrá satisfacer", advierte José Campos, de CC OO. Y remata: "Es la formación que más se debilitará con los recortes".

Montse Milán, profesora de formación y orientación laboral de FP, lo tiene claro: "Es un retroceso y es muy preocupante", enfatiza. De momento, y para ahorrar unos 200 millones, se ha aplazado la implantación de los módulos de 2.000 horas. Con esta medida se bloquea la salida de las titulaciones nuevas, que son precisamente las que mejor acomodo tendrían en el mercado laboral, pues responden a las necesidades más recientes de las empresas.

No están dejando avanzar el trabajo que ya estaba hecho", se queja la profesora.

En este sentido, Cataluña ofrece una pista de por dónde podrían ir las cosas. El Gobierno de CiU aprobará una tasa anual para la FP de grado superior que en principio tendría el límite de 200 euros.

De fondo, la propuesta estrella de Wert continúa siendo la célebre FP dual basada en el modelo alemán, que combina estudio en las aulas y prácticas remuneradas en las empresas. Lo cierto es que trasladarla a España tal cual es imposible. Básicamente porque requiere un amplio tejido de grandes empresas industriales que aquí no existe. El Ministerio es consciente de que el nuestro es un país de pymes y micropymes y por eso está pensando en usar un mecanismo de clusters (agrupaciones de compañías e instituciones vinculadas a un determinado sector) para ensayar una fórmula similar.

¿Y la Universidad? ¿Qué imagen nos devuelve? Como hemos visto, el Gobierno espera ahorrar a través de la subida de tasas algo más de 1.700 millones de euros. La mayor de todas las partidas donde ha aplicado la tijera.

A la vez, el Ministerio de Educación ha sacado su particular fotografía, y la imagen que aparece al revelarla es un espacio educativo con una elevada tasa de abandono, que consume una gran cantidad de recursos, con bastantes titulaciones sin demanda laboral y con campus que tienen demasiados alumnos.

En España hay 79 universidades (50 públicas), que ofrecen formación en 236 campus en los que estudian 1.650.000 estudiantes. Un 90% cursa estudios de grado, y el 10% restante, doctorados o másteres. Y el coste medio de un curso universitario de grado se situaba hasta ahora entre 750 y 1.000 euros. En cuanto a la subida de las tasas, el propio Wert hacía los cálculos recientemente en Televisión Española. Un grado de 60 créditos pasará de 950 euros anuales a 1.600. Aunque el aumento concreto dependerá de cada autonomía. Y a la vez mandaba un mensaje que cada cual debe interpretar: "No sé si sobran universidades, lo que sí falta es especialización universitaria".

Estos son los fríos números y algunas intenciones más o menos declaradas. Ahora habrá que interpretarlas.

Un estudio publicado hace poco por la Fundación BBVA desmitifica algunos tópicos, como el excesivo número de universidades y universitarios, la escasa orientación de los jóvenes que acaban la educación secundaria hacia la formación profesional superior o las reducidas ventajas laborales de los titulados. Esto sería el lado del haber; en el del debe, este mismo informe destaca tres problemas: una oferta de estudios con muy escasa demanda, bajo rendimiento académico de una parte de los alumnos y el pago de tiempo para la investigación a todo el profesorado estable, a pesar de que menos de la mitad, asegura este trabajo, acredita resultados regularmente. A lo que se suma un reproche ya clásico a la Universidad, que es "su poca conexión con el mundo de la empresa", señala Francisco Javier Laspalas, profesor de la Universidad de Navarra.

Claro que no todo el mundo comulga con esta foto. Desde CCOO Enseñanza cuentan que la tasa de abandono (fracaso) universitario es del 24% (datos de la OCDE) y no un 30% como, aseguran, cita el propio Ministerio. Un porcentaje que está por debajo de la media de la Unión Europea (30%). En cuanto a la ratio de inversión en la Universidad comparado con el PIB, en 2008 alcanzamos nuestro máximo (1,2%) frente a una media de la OCDE del 1,5%.

"El problema del fracaso universitario es que muchas veces los chicos se ven obligados a cursar una carrera que no es su primera opción, y esto genera un desinterés que hace difícil mantenerse en ella", asegura Gaspar Rosselló, vicerrector de la Universidad de Barcelona.

Si ponemos en orden las reflexiones anteriores, veremos que estamos en una situación de inferioridad comparada con los grandes países de nuestro entorno. Y justo en este momento es cuando aparecen los recortes. Un tiempo además en el que aumentan las matriculaciones en las universidades públicas (38.745 alumnos) porque hay cientos de estudiantes que, expulsados del mercado laboral, retornan a los estudios para encontrar trabajo. "Estos alumnos necesitan mejorar su cualificación, pero su llegada coincide con los recortes, y esto constituye un auténtico fraude social", denuncia CC OO.

José Juan Moreso, rector de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, es conocedor de las dificultades de volver al mercado laboral, pero matiza que "las universidades no pueden estar al margen del proceso que vive España de ajustes del gasto público y reducciones presupuestarias", y recuerda que un país que quiera mirar al futuro tiene que apoyarse en la educación superior y en la investigación.

Y de fondo, de manera obstinada, pervive el debate sobre el tamaño de la Universidad. ¿Demasiado grande? "No sería ninguna desgracia que la educación universitaria alcanzara una escala más reducida. Lo que se tiene que respetar escrupulosamente es la igualdad de oportunidades en su acceso, para que nunca se queden fuera los más desfavorecidos", precisa José Antonio Herce, socio de AFI.

"Tener una diplomatura aumenta la probabilidad de ser activo en 21,8 puntos porcentuales, y en las licenciaturas el incremento alcanza los 25,2 puntos", se lee en el trabajo de la Fundación BBVA. Es más, el mayor nivel educativo permite acceder con más facilidad a un contrato indefinido. Así que la subida de las tasas universitarias tendrá para muchos unos efectos adversos en la incorporación al mercado de trabajo.

Y si esto sucede en los pupitres más privilegiados, la situación se complica mucho en el mundo rural. La aritmética que suma menos becas, menos profesores, menos aulas y más tiempo de transporte escolar deja como resultado una emigración obligada a centros urbanos medianos y grandes. "Es un retroceso educativo que nos lleva 30 años atrás y que condena a los chicos a estar en autobuses todo el día", advierte Carmen López, de UGT.

Marta Villa (nombre ficticio) es profesora interina en un pueblo de 1.500 habitantes en las montañas del oriente asturiano. Es muy joven, apenas roza la treintena, y desde hace cuatro años enseña en el medio rural por vocación y compromiso con sus habitantes y sus paisajes.

Pero estos días anda muy preocupada. Le aflige el futuro de los colegios rurales agrupados. "Muchas clases solo cuentan con cuatro o cinco chicos, y ahora, con los recortes, les aguardan horas de desplazamiento e incertidumbre", dice. Y se queja de la mala fama que algunos políticos vierten sobre los profesores, de que no se reconozca un trabajo ímprobo que va más allá de las horas puramente lectivas.

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