El nuevo convenio de ahorro podría quedar en papel mojado
La nueva ley permite dejar sin efecto el acuerdo salarial, de movilidad y protección del empleo sellado en el sector.
"Se ha dado un golpe brutal al reciente acuerdo alcanzado en cajas de ahorros con la reforma laboral", rezaba el Twitter de Comfia, la sección de servicios financieros de CC OO, el sábado. El propio secretario general de Fes, la división homóloga de UGT, José María Villa, ya admitía a este diario que "el nuevo convenio de ahorro corre el riesgo de convertirse en papel mojado". Tras más de un año de negociación para cerrar un acuerdo laboral entre patronal y sindicatos, el Gobierno permite en la práctica dejarlo sin efecto de forma unilateral si la entidad pasa un mal momento.
En concreto, las cajas podrán descolgarse del convenio, sellado la pasada semana, en caso de registrar dos trimestres consecutivos de caída de ingresos. Una variable que, sin entrar en especulaciones sobre las posibilidades que ofrece la ingeniería contable, resulta relativamente común ver cumplida estos días. Es más, las cajas podrían convertir los dos años de congelación salarial -prorrogables- que se han pactado a nivel sectorial directamente en rebajas de sueldo, o modificar los horarios, las jornadas o la movilidad geográfica pactada en el convenio. Bastaría con acreditar pérdidas actuales o previstas, o tres trimestres consecutivos de caída de la actividad. El empleado, con un preaviso de 15 a 30 días, podría aceptar el cambio de puesto o bien renunciar a su empleo con una indemnización de 20 días por año trabajado y nueve meses de tope. Con todo, la máxima preocupación de las centrales hoy día es que las entidades respeten el compromiso firmado en convenio de que afrontarán los ajustes de empleo por vías no traumáticas. Precisamente el apartado que mantiene en vilo la negociación del convenio de los bancos. Con el final de la ultraactividad, estos tienen un plazo máximo de dos años, desde ayer, para llegar a acuerdo.