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Stuart Corbridge. Director adjunto de la London School of Economics

"Las universidades europeas deben ser más competitivas"

Este profesor explica que ahora los estudios hacen más hincapié en la economía real y señala que hay una lucha entre los centros por los mejores alumnos

En una visita relámpago a España, Stuart Corbridge atiende a CincoDías para reflexionar sobre la evolución de la London School of Economics (LSE), de la que es director adjunto. Es experto y profesor de desarrollo internacional, un campo en el que ha sido consultor para el Gobierno británico, el Banco Mundial o el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

¿Se ha hecho autocrítica sobre la responsabilidad en la formación de la London School of Economics de los directivos y líderes en la crisis?

Nosotros no somos una escuela de negocios, por lo que por la parte de directivos no vemos una relación tan clara. No hay cambios profundos en los programas, pero sí hay una reflexión sobre los estudios de economía y cómo afectan a la realidad.

"Muchos de los que terminan los posgrados de Economía vuelven a sus países a trabajar como asesores de los Gobiernos"

¿Y hay una crítica sobre la traslación de las decisiones a la economía real?

Los estudios no han cambiado, pero hay un interés común en toda la comunidad por investigar más profundamente sobre los efectos en la economía real. Además, nos hemos convertido en un importante asesor del Gobierno británico, dando respuestas, por ejemplo, a lo que sucede en el mercado financiero. Vemos, a su vez, que hay nuevos intereses en los alumnos.

¿Qué es lo que demandan?

Un trabajo en la frontera entre la teoría y la economía real que antes no se hacía. Los alumnos cada vez se interesan más por estos ámbitos, por ejemplo, relacionados con el departamento de Cambio Climático, dirigido por lord Nicholas Stern. Vemos que también hay más gente estudiando sobre la ética de las finanzas o un claro interés por el impacto político de la economía y de las finanzas. O por buscar las aplicaciones reales de la teoría de juegos. En general, se buscan respuestas más radicales.

¿Las universidades europeas son competitivas?

Hay algunas, entre las que nos encontramos, que sí pueden competir con las mejores de EE UU. Nosotros estaremos al nivel de Harvard, Yale o Columbia. Sin embargo, las universidades europeas deben ser más competitivas para atraer nuevos alumnos, porque existe una gran lucha por atraer a los mejores, también con los nuevos centros en Asia. La competencia por captar a los mejores estudiantes es global.

¿Y qué falla en las españolas?

No conozco en profundidad el caso español. Pero en general, como en muchas europeas, falta una búsqueda de la excelencia para ser más competitivas, más recursos para la investigación y una menor masificación. Faltan modelos de éxito. Se puede reconocer el buen trabajo de algún departamento determinado o el de algunas escuelas de negocio españolas, pero falta competitividad.

¿Cuántas solicitudes tienen?

Depende los estudios. En este curso globalmente han aumentado un 6%. Para programas como el de Finanzas contamos con 22 solicitudes por cada plaza. En total, en nuestros centros tenemos 9.000 estudiantes de 30 países. El 10% de nuestros alumnos son ya de China y Hong Kong y podrían ser muchos más, ya que cada vez son más las solicitudes asiáticas con un gran nivel. También nosotros somos un caso especial, porque el 50% de los alumnos son de posgrados y estamos muy centrados en ciencias sociales.

¿Han empeorado las salidas laborales después de la crisis?

No especialmente. El 95% de los graduados encuentran empleo en los primeros tres meses después de finalizar los estudios. Muchos de los que terminan los posgrados de Economía vuelven a sus países a trabajar en la Administración y como asesores de los Gobiernos. Ahí tenemos una responsabilidad importante sobre qué hemos aprendido de esta crisis. También acuden a la LSE buscando una carrera internacional en instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Y somos la institución, por ejemplo, con más currículos exitosos en bancos como Goldman Sachs o Deutsche Ban

Perfil de los alumnos globales

Una de las transformaciones más claras que sufre la institución es la evidente globalización de sus alumnos, tanto por la nacionalidad como por los lugares a los que acuden a trabajar tras graduarse. Hay una expresión que utilizan en este centro para describir el cambio: "Dubái, Bombay, Shanghái o bye, bye adiós".Alrededor de mil españoles son graduados de esta universidad, con una potente asociación de antiguos alumnos (la más dinámica junto a la china, la estadounidense y la india). Esta organización cuenta con Adam Austerfield, vicepresidente de la Cámara de Comercio Británica, como secretario general, y como presidente tiene a José Viñals, anterior subgobernador del Banco de España y actual directivo del Fondo Monetario Internacional.Según los datos de la asociación, también los alumnos españoles cada vez buscan más salidas en el extranjero, no solo en América Latina. Y es que el perfil del estudiante es el de una persona con dos o tres idiomas, lo que unido a los estudios facilita en gran medida su colocación internacional.Además, quien acude a la London School of Economics tiene, o bien un interés por la economía y las finanzas "o bien quiere cambiar el mundo, son alumnos con claras inquietudes políticas", señala Corbridge.En España, la LSE mantiene acuerdos de colaboración -para formar estudiantes- con el Instituto de Estudios Bursátiles, con Cajastur y con la Diputación de Vizcaya, y han creado el denominado Observatorio Catalán de la LSE. Como novedad para este año presentan el Programa 100, un cliclo de conferencias con grandes nombres de la institución -entre ellos algún premio nobel- y dirigido a los recién llegados a la universidad. Y en España organizarán en diciembre un seminario sobre las perspectivas de la economía española para 2012.

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