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Idiomas

Pasión por los idiomas 'emergentes'

Los españoles se lanzan al estudio de lenguas de países en crecimiento

Aun cuando lo de estudiar idiomas extranjeros es casi sinónimo de aprender inglés (lo estudian el 60% de los 382.000 alumnos de las escuelas oficiales de idiomas), los españoles empiezan a diversificar y ampliar su menú educativo en lenguas foráneas. Estos últimos diez años, a la par con la internacionalización de la sociedad y las empresas de nuestro país, se ha desatado un verdadero interés por el aprendizaje de lenguas que hasta hace dos décadas se consideraban poco útiles: el alemán, el italiano o el portugués, pero, sobre todo, el chino, el árabe y el ruso.

Es evidente que esa percepción ha cambiado, sobre todo en los últimos diez años. El portugués, el chino o el ruso son cada vez más básicos para quien quiera moverse con cierta efectividad en países como Brasil (200 millones de habitantes), Rusia y demás países de la ex URSS (280 millones) o China (1.500 millones), verdaderas potencias emer

gentes. Esto, además de que España mantiene estrechas relaciones comerciales con Marruecos o Argelia, en el Magreb, o con algunos países del Golfo como Dubai, Qatar o Abu Dhabi. Estas nuevas realidades han convertido al conocimiento ?aún parcial? de estos idiomas en un dato diferencial. Las empresas lo aprecian, y a veces lo exigen. De ahí que las cifras de crecimiento hayan sido espectaculares.

Mientras el alemán, tercer idioma extranjero estudiado en las escuelas oficiales de idiomas, después del inglés y el francés, apenas ha crecido desde los 35.700 alumnos de 2000-2001 a los 37.500 de 2009-2010, la demanda del italiano se dobló en el mismo periodo hasta los 16.528. Igual se dobló la del portugués, desde los 2.491 a los 4.541 alumnos, o la del árabe, que pasó de 1.751 a 3.729. Pero, la percepción de que el chino va a ser el gran idioma del siglo XXI lo está convirtiendo en el más deseado por los aspirantes a políglotas. Mientras que en el curso 2000-2001 lo estudiaban en las escuelas oficiales (EOI) solo 366 alumnos, ya eran 767 en el curso 2005-2006 y 2.888 en 2009-2010. Es decir, se multiplicó por cuatro en cuatro años.

Lo mismo ha pasado con los exámenes HSK de chino. En Casa Asia, Eva Borreguero, la directora del área de idiomas de la institución, afirma: "Hemos pasado de 165 estudiantes que querían hacer el examen HSK en 2009 a 920 en 2011". La pasión por el chino empieza a alcanzar tales extremos que este curso unas 130 personas no pudieron cursar esta lengua en la Escuela Oficial de Idiomas de Málaga al presentarse inesperadamente 255 solicitudes para solo 120 plazas. El centro ha anunciado que el próximo curso ampliará la oferta.

De ahí que algunos afirmen que el chino acabará superando el alemán y el francés, como segunda lengua extranjera en España. En la web del Centro de Estudios de Asia Oriental, de la Universidad Autónoma de Madrid, señalan que "estimaciones conservadoras sitúan en un 5% el porcentaje de estudiantes que estudiarán chino, lo que elevaría su cifra en un futuro próximo a los 300.000 alumnos". Este centro, que se dedica entre otros objetivos a la formación de profesorado en lenguas asiáticas, apunta que, para poder satisfacer esa demanda, "harán falta 2.000 profesores en España".

Claro que las cifras avanzadas atrás no agotan el universo de los que estudian alemán, portugués, chino o ruso. A las escuelas oficiales habría que sumar la creciente oferta de clases en la enseñanza secundaria, en universidades y escuelas de negocios, en centros ligados a fundaciones y en un sinfín de academias privadas, cada vez más abundantes en los últimos años. Por ejemplo, en la Universidad Europea de Madrid explican que cuentan "con un moderno centro multimedia de idiomas, para facilitar el dominio de lenguas como el inglés, el francés, el alemán, el italiano, el árabe, el chino, el neerlandés o el ruso, con plena libertad de horarios".

También las universidades han creado centros de enseñanza del chino como es el caso de la de Las Palmas Gran Canaria, con su Centro Confucio, en el que se preparan profesores de chino, traductores e intérpretes. El centro ha anunciado la firma de convenios para dar clases de chino mandarín a más de 1.200 alumnos de colegios de Gran Canaria, entre los 6 y los 18 años. El sarampión ha llegado incluso a los Ayuntamientos. El de Castro Urdiales, en Cantabria, ofrecerá este curso, además del inglés y el francés, el chino. De modo que, aún minoritario, el chino es el idioma que crece más deprisa. Se calcula que, sumando todos los centros y ofertas, puede haber 6.000 o 7.000 españoles estudiándolo ya. Además de los casi 2.900 alumnos de la Escuela Oficial de Idiomas, hay otros 1.000 que estudian en MACMA, 450 que lo hacen en el Instituto Iberochino o 200 en el Instituto Confucio, de Casa Asia.

Las comunidades autónomas están muy interesadas. Canarias no es la única autonomía que ofrece el chino a parte de sus alumnos. Andalucía, entre otras, anunció este mes que un total de 10 centros educativos piloto de la región lo ofrecerán en este curso, en horario extraescolar. El mayor empuje se está sintiendo, sin embargo, desde las fundaciones y academias privadas. Casa Asia, en su delegación de Madrid, ha creado el Instituto Confucio, una joint venture con la Autónoma, además de ofrecer también clases en japonés, coreano e hindi. La institución proyecta ampliar el espacio físico para estas clases.

La oferta incluye un número creciente de academias y escuelas privadas como las madrileñas MACMA, el Instituto Iberochino o IQRA International Center. Esta, con su sede en Madrid, da cursos de casi veinte idiomas. Además del chino enseña también el japonés, el árabe, el ruso, el portugués, el alemán, el italiano o el checo. En Barcelona funcionan también varias escuelas y academias de chino, como Hexagrama.

La originalidad del Instituto Iberochino es que funciona por el sistema de franquicia, lo que le ha permitido pasar en poco tiempo del centro inicial a siete, cuatro en Madrid y tres en Alicante, Valencia y Oviedo. Marco Vicario su socio fundador explica que creó el centro "después de haber desarrollado una intensa actividad profesional en el comercio exterior entre China y España" y darse cuenta "de que la enseñanza de este idioma tendría que crecer exponencialmente en el futuro".

Algo similar está ocurriendo con el árabe, con una oferta creciente. El estudio de este idioma, que llevaba unos años estancado en las escuelas oficiales (entre los 1.643 alumnos de 2000 y los 1.864 de 2010), se ha beneficiado de la creación de un centro en la Casa Árabe de Madrid en 2008. "La demanda es muy fuerte", asegura Paula Santillán, responsable del Centro de Lengua Árabe. "Empezamos en mayo de 2008 con 60 estudiantes y el último curso alcanzamos los 400". Pero, Casa Asia, que enseña el árabe magrebí, no es la única institución en ofrecer estos cursos. En el Instituto Egipcio de Madrid enseñan la variante de aquel país y en el Centro Cultural de Siria el llamado levantino, hablado en Siria, Líbano o Palestina.

También Andalucía está fomentando esta lengua. Su Consejería de Educación anunció un refuerzo del estudio del árabe como segunda lengua extranjera en algunos institutos de secundaria, además de incluirlos en la oferta de las escuelas oficiales de idiomas en las que aún no se imparte. Y luego están academias cono la madrileña Al-Quds, ya con 17 años de antigüedad, o la barcelonesa AlQantara. Esta, además del árabe, da también cursos de chino, francés, inglés o turco.

Menor dinamismo está mostrando el ruso, un idioma que registró un gran crecimiento en tiempos de la perestroika y Gorbachov, para luego estancarse. "A finales de los noventa", explica Alexander Chernosvitov, director de la Fundación Pushkin, "se fue diluyendo debido a que las relaciones económicas entre España y Rusia no crecieron como se esperaba". Aun así, la oferta de ruso es también abundante. Entre las más veteranas destacan centros como el de la Fundación Pushkin, en Madrid, que ha dado clases a 6.140 alumnos y cuenta con unos 400 en la actualidad, o el Centro de Lengua y Cultura Rusa, en Barcelona, una institución muy similar y que daría clases a unos 200.

Pero, no hay que engañarse. Estos idiomas emergentes son todo menos fáciles. Si exceptuamos el portugués, próximo a nosotros, o el alemán, que se podría controlar en dos años, lo mejor es no albergar expectativas de ese tipo con el chino, el ruso o el árabe. El que se atreva con ellos deberá saber que le esperan largos años de estudio hasta que pueda, no ya conversar, sino comunicarse a nivel elemental, en situaciones como pedir la comida en un restaurante o darle la dirección a un taxista.

Por ejemplo, en el caso del chino mandarín (el que se utiliza como lengua vehicular en China), Eva Borreguero, de Casa Asia, advierte de que "hacen falta unos tres años para empezar a hablar un poquito". Escribir, dados los miles de caracteres que hay que memorizar, es aún más difícil. Y esto no les ocurre solo a los extranjeros. Vicario, del Instituto Iberochino, explica que "mientras un niño español con seis años ya lee bien, un niño chino no lo hace hasta los nueve".

¿Quiénes son entonces los esforzados que se empeñan en aprender idiomas tan difíciles? Los profesionales explican que en general hay de todo, pero que al final predominan los que tienen un interés concreto, especialmente, el económico. "Por la mañana vienen jubilados, estudiantes y hasta gente mayor", explica Paula Santillán, de Casa Árabe. "Por la tarde ya son empleados de empresas y bancos, periodistas, expertos en relaciones internacionales, diplomáticos y hasta policías y militares". La entidad ha firmado convenios con entidades públicas y empresas. Por ejemplo, con la Escuela Diplomática, a la que suministra un curso intensivo entre abril y junio. Casi todas estas instituciones y centros tienen acuerdos con empresas.Chernosvitov, de la Fundación Pushkin, no alberga la menor duda de que el catalizador principal del interés por una lengua "son las relaciones económicas y comerciales. Basta que se cierre un acuerdo comercial o empresarial para que crezca la demanda" dice. La Fundación Pushkin, que lleva dos años dando clases de ruso a los ingenieros de Técnicas Reunidas, vio crecer el número de estos alumnos después que la empresa de ingeniería ganara un concurso para reconstruir una refinería en Rusia. También este centro da clases a diplomáticos, y hasta a periodistas. "El actual corresponsal de RTVE en Rusia es alumno nuestro" dice Chernosvitov

Claro que también acuden muchos profesionales, por su propia cuenta, gente que ya domina el inglés, pero quiere mejorar sus perspectivas de ascenso en el campo de los negocios internacionales. El creciente interés de nuestras empresas por Asia o Europa del Este es un factor decisivo. En el instituto Iberochino añaden que "diseñamos incluso cursos específicos para empresas industriales, bancos, cadenas hoteleras". Esto sin olvidar los niños adoptados sus familias de adopción. "Estamos dando clases a niños chinos adoptados" explica Eva Borreguero, de Casa Asia "dado que sus padres quieren que mantengan su lengua de origen". En la Pushkin, Chernosvitov explica que "muchos padres que quieren adoptar un niño ruso (hay 3.000 familias en España que lo han hecho) desean aprender ruso para poder entenderse con él, lo que se debe a que muchos de estos niños tienen ya siete, nueve o doce años y no entienden el español".

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