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Indignados

Sobradamente preparados pero indignados

La juventud española se preocupa más del paro que de la política

La pregunta del millón, estos últimos meses, es si los indignados del 15-M son el espejo de esa juventud española, cada vez mejor preparada y que, sin embargo, se enfrenta a unas perspectivas de futuro más negras cada día. Los que opinan que los miembros del 15-M sí son el reflejo casi exacto de los jóvenes españoles, consideran que, de hecho, el leitmotiv que les ha llevado a ocupar las plazas de las grandes ciudades españolas ha sido la frustración provocada por ese desequilibrio entre la buena formación y el subempleo y la precariedad en la que estarían malviviendo, sobre todo en estos tiempos de crisis.

Algo de eso hay, pero solo en parte. Para la responsable de la colección Zoom, de la Fundación Alternativas, que ha publicado un estudio sociológico-político sobre los jóvenes del 15-M de Salamanca realizado por un grupo de profesores de esa universidad, sí hay diferencias entre el colectivo de indignados y el grueso de los jóvenes españoles. "Las hay en su grado de implicación política, posicionamiento ideológico o formación académica y profesional", explica Sandra León.

Lo primero es que los jóvenes del 15-M, según el sondeo efectuado en Salamanca, conforman un colectivo ligeramente más joven que el de la totalidad. La mayor parte estarían entre los 19 y los 24, siendo minoritarios los de más de 24. Ello explica, al menos en parte, que una buena parte aún esté cursando sus estudios.

Lo relevante, sin embargo, es que un 70% de los encuestados en Salamanca están haciendo estudios universitarios ?o los han terminado? y que solo el 18% se ha quedado por el bachillerato y el 9% por la Formación Profesional: un fuerte contraste con la masa de los jóvenes españoles ya que según el Sondeo sobre la juventud 2009, del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), apenas el 16,3% de los encuestados tenía estudios superiores. Cifras estas que tienen mucha más relación con la realidad en España que las de los indignados.

Al contrario de lo que muchos piensan, España no es de los países de Europa con mayor producción de licenciados universitarios. Según el Eurostat, en España salen 279.000 licenciados universitarios al año (cifras de 2007), muy por debajo de los 623.000 de Francia, los 651.000 de Reino Unido o los 533.000 de Polonia. Esta situación parece que ha tendido a empeorar ya que la población universitaria ha caído en nuestro país desde 1.486.000 a 1.404.000 alumnos entre 2004 y 2010.

Aun cuando no hay datos estadísticos sobre la situación profesional de los miembros del 15-M que han terminado sus estudios, a juzgar por los currículos de los que han ido apareciendo en prensa y televisión se deduce que una buena parte de ellos sí están desarrollando carreras profesionales en empresas de primera línea y de sectores sofisticados.

De acuerdo con las biografías de algunos indignados hay entre ellos profesores que compaginan sus funciones con el estudio de cursos de posgrado, economistas que trabajan en multinacionales del automóvil, estudiantes de escuelas de negocios que participan en proyectos empresariales, abogados en despachos de tanta solera como Cuatrecasas, arquitectos en activo, productores musicales y radiofónicos o televisivos, expertos informáticos y en redes sociales y un largo etcétera.

Ello (el no sufrir tasas de paro especialmente elevadas) explicaría, según Sandra León, que los jóvenes del 15-M hayan hecho bandera de cuestiones de tipo político que a la mayoría de la juventud española le interesan de forma más tangencial, según estudios del CIS. "Mientras que a los jóvenes españoles en general les preocupan especialmente el paro, o las drogas, los del 15-M han centrado sus quejas en las deficiencias del sistema electoral, la corrupción, el poder de los bancos o el comportamiento de los medios de comunicación", explica León.

Dado el fuerte desinterés político de los jóvenes españoles (al 75,7% no les interesa la política, según el CIS), sus prioridades están marcadas por el paro (58,4%), la carestía de la vivienda (23,4%) o las drogas (22,2%). Huelga decir que su fuerte preocupación por el paro está más que justificada. España es el país de la UE con la más elevada tasa de desempleo entre los menores de 25 años (43%). El incremento del desempleo ha diezmado literalmente la población trabajadora más joven en España. Mientras que en 2006 cerca de 1,6 millones de jóvenes de 20 a 24 años trabajaban, en el segundo trimestre de este año solo lo hacían 900.000, poco más de la mitad.

Entre los que trabajan, la situación no es para echar cohetes ya que, según el CIS, apenas el 36,9% dispone de contrato fijo. Todos los demás son temporales o autónomos. Esto explica que apenas el 28% de los jóvenes españoles encuestados vivan exclusivamente de sus ingresos. Y que casi el 63% aún resida en el domicilio de sus padres.

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