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Viajes

El secreto turolense de la Toscana española

El Matarraña alberga algunos de los mejores paisajes campestres de la Península sin agobio de visitantes

La cascada de El Salt, en La Portellada
La cascada de El Salt, en La Portellada

Si hay que creer a los lugareños, que no parecen gente amiga del chismorreo o la exageración, son numerosas las celebridades, en particular catalanas, que cuentan con discretas residencias en la comarca del Matarraña. Crece así de forma paulatina la fama de este rincón turolense, pegado a Cataluña y bilingüe, que mantiene virginal tanto su paisaje como los 18 pequeños pueblos que lo conforman, con innumerables casonas y mansiones de 500 años de historia como centro.

El calificativo de "Toscana española" le viene por las similitudes con la comarca italiana, mucho más extensa y rica en arte, pero de una fisonomía similar: colinas continuas, ríos algo asilvestrados y pueblos que aparecen súbitamente dominando alturas y totalmente integrados en el paisaje, y una paleta de colores intensos, compuesta sobre todo por el marrón terroso de las construcciones, el verde fresco de las vides y el oscuro de los olivos, y el azul resplandeciente de un cielo siempre abierto en los meses calurosos.

Valderrobres, de 2.000 habitantes, es la mayor localidad de la comarca y su incuestionable capital. Un pueblo singularmente hermoso, al que se accede a través de un impresionante puente medieval de tres arcos sobre ese río Matarraña que da nombre a la comarca y la vertebra. Alberga un centro urbano de calles estrechas y hermosas casonas. Las joyas de la ciudad son con todo los dos edificios góticos que la presiden, el castillo -tal vez el mejor conservado de la provincia- y la iglesia de Santa María la Mayor.

De los restantes pueblos, son varios los que merecen al menos unas horas de visita: La Fresneda, cuyo corazón también está básicamente compuesto por edificios más que centenarios; Ráfales, de hermoso perfil en la distancia, o Calaceite, la capital cultural de la comarca, sorprendentemente activa en la organización de eventos y en la que, por ejemplo, residieron durante años los escritores chilenos José Donoso y Mauricio Wacquez.

En las calles de todas ellas sorprende la combinación entre los edificios tradicionales de la zona, los balcones de forja y ocasionales decoraciones próximas al modernismo catalán, en una de las muchas influencias de la región vecina en el Matarraña. Existen varios recorridos turísticos organizados para conocer el legado cultural de la comarca, el más curioso de los cuales es la Ruta de las Cárceles, que visita esos macizos edificios presentes en casi todas las villas de la zona.

Entre los monumentos del Matarraña solo hay uno que ha conseguido el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio de la Humanidad: las cuevas con pinturas prehistóricas, excelentes manifestaciones de lo que se conoce como arte rupestre levantino. Una de ellas puede visitarse regularmente sin dificultades, la Coveta de l'Aigua, próxima a Fuentespalda.

Aunque quizá el mayor placer de la región está en disfrutar de las rutas de senderismo. No hay prácticamente ningún río en la cuenca mediterránea con la limpieza de las aguas y el curso tan apasionante de recorrer que ofrece el Matarraña, bien conocido de los aficionados a deportes como el barranquismo. Sin olvidar la posibilidad de encontrar especies protegidas como la nutria o el cangrejo de río.

Guía para el viajero

Disfrutar el jamónEl jamón de Teruel cuenta con denominación de origen, pero no ha conseguido la notoriedad alcanzada por el de otras regiones. Sin embargo, disfrutar un buen jamón del Matarraña con pa amb tomàquet elaborado con el aceite local y pan de hogaza es un placer verdaderamente excelso.Cómo irLa comarca del Matarraña es poco conocida porque no está precisamente bien comunicada. Zaragoza es la capital más próxima, a 140 kilómetros, y desde allí puede llegarse por la nacional que pasa por Alcañiz, la N-232. Castellón, Tarragona y la propia Teruel se encuentran a unos 180 kilómetros, por carreteras secundarias no siempre cómodas. Dónde dormirAbundan las casas rurales, mientras que la mayor parte de los establecimientos convencionales se encuentran en Valderrobres. Por ejemplo, el precioso tres estrellas El Castell (www.hotel-elcastell.es), en un edificio de piedra. Otro tres estrellas, más moderno y con bellas vistas, es el Fuente del Miro (www.hotelfuentedelmiro.com). En el corazón de Calaceite está el también recomendable Hotel del Sitjar (www.hoteldelsitjar.com). Dónde comerAdemás de los buenos restaurantes de los hoteles mencionados, no faltan sitios en los que degustar la cocina local, con importante protagonismo del cerdo que se cría en la comarca y los guisos de cordero. Lo Trull de les Raboses (www.raboses.com) es una alternativa informal, de reciente apertura, en el centro de Valderrobres. Dos buenas opciones en Ráfales son La Alquería (www.lalqueria.net) y el Molí de l'Hereu (978 856 266), hermoso local en un molino del siglo XVIII restaurado hace unas décadas.

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