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Viajes

Miradores a la orilla del mar Tirreno

Los acantilados confieren a la Costa Amalfitana un aire de ensueño.

Cuenta la historia que el amor entre Ingrid Bergman y Roberto Rossellini comenzó en la costa amalfitana. Después de que la actriz escribiera al director para colaborar con él en alguna de sus películas, el encuentro en las playas del sur de Italia se convirtió en el rincón perfecto para dar comienzo a una de las historias de amor más conocidas en el mundo del cine.

Romances aparte, el litoral bañado por el mar Tirreno a su paso por Nápoles puede ser una opción interesante para escaparse unos días y disfrutar de las vistas que proporcionan sus acantilados, siendo los meses de primavera y el de septiembre los más propicios para evitar la masificación que sufre la zona durante la época estival. En la región del limoncello, las casas blancas con el fondo rocoso confeccionan un paisaje que abarca diferentes localidades, cada una de ellas con su propio encanto.

Nada más coger la carretera que lleva hacia Sorrento una de las primeras paradas es Pompeya. La antigua ciudad romana sepultada por la lava del Vesubio es una joya arqueológica. En el año 79 de nuestra era el volcán paralizó la ciudad y, como en una especie de instantánea, la vida se detuvo en uno de los centros más activos de aquella época. Un paseo por sus ruinas permite al turista ser testigo de cómo era el día a día de sus habitantes, que no pudieron hacer nada para evitar ese trágico final. Además de los templos, foros y anfiteatros, los que acudan allí comprobarán el estado de conservación de los objetos, herramientas de trabajo, locales y habitantes de la época petrificados por la lava, que gracias a los trabajos de excavación han vuelto a ver la luz.

En este camino, Amalfi se erige como uno de los lugares estrella, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Su pasado está marcado por su importancia como potencia marítima. En el siglo IX se convirtió en la primera república marinera y a ella le siguieron después Pisa, Génova y Venecia, que compitieron por hacerse con el control del Mediterráneo. El recorrido por sus calles permite al viajero impregnarse de los aromas de los puestos, en los que los olores frutales se funden con el bullicio y los artículos de recuerdos. De entre sus edificios, la catedral dedicada al apóstol San Andrés con su escalinata se convierte en un símbolo en el que la influencia bizantina tiene su reflejo en los mosaicos.

Pero sin lugar a dudas uno de los lugares más turísticos es Sorrento, cuyo nombre, según cuenta la leyenda, procede de las sirenas. Desde sus miradores existe una panorámica perfecta para contemplar la ciudad de los cuatro castillos y el monte Vesubio. La artesanía es una de las señas de identidad de esta localidad. El mejor ejemplo de ello es la juguetería de madera en homenaje al cuento de Pinocchio.

Para los bolsillos más abultados se reserva Capri, paraíso de estrellas y políticos como Angela Merkel. Por su tradición, es la alternativa que mejor se ajusta a los deseos más sofisticados.

Guía para el viajero

Cómo irEasyJet ha inaugurado recientemente una nueva ruta que une Madrid con Nápoles en dos horas y media. Una vez en el aeropuerto se puede alquilar un coche o trasladarse a la plaza Garibaldi o al puerto para coger un autobús de la compañía SITA que les llevará hasta Amalfi.Dónde dormirNH está presente con el hotel de cinco estrellas Convento di Amalfi (http://www.ghconventodiamalfi. com/). Una alternativa más modesta puede ser el Dei Cavalieri (http://www.hoteldeicavalieri. it/).Dónde comerLa terraza del restaurante Circolo dei Forestieri (http://www.circolodeiforestieri.com) puede ser un buen lugar desde el que disfrutar de la comida mediterránea mientras se contempla el monte Vesubio.

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