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Javier Pascual | Presidente de Condé Nast

"Se puede ganar dinero haciendo bien las cosas"

Está orgulloso de sus logros. Asegura que siempre hay oportunidades, sobre todo para salvar un negocio.

Reflotó la compañía que dirige desde hace más de una década. En 1999, Condé Nast España acumulaba números rojos. Hoy la editora de revistas como Vanity Fair, Vogue, GQ, Glamour, Traveller o Architectural Digest registra unas ventas de 12 millones de euros y un resultado de 740.000 euros. Javier Pascual, ingeniero industrial, madrileño de 58 años, tras un breve coqueteo en temas de energía durante su estancia en el Instituto Nacional de Industria, ha desarrollado su carrera profesional en el sector de la prensa escrita, donde se inició en el Grupo 16. Dirige, además de la filial española de este grupo estadounidense, el área de México y Latinoamérica.

¿A este sector llegó por vocación o por casualidad?

Por casualidad, fue debido al ofrecimiento de un headhunter, y decidí probar porque me llamaba la atención. Nunca hasta entonces había pensado que podía encaminar mi carrera profesional hacia este sector.

¿Pero está encantado?

Sí lo estoy, porque he podido desarrollar proyectos profesionales muy interesantes. Ahora en Condé Nast podemos decir que somos los últimos artesanos de este sector, porque también somos los únicos que creamos y lanzamos constantemente revistas al mercado, cuando otros las cierran. Somos el primer grupo en facturación que crece en calidad de revistas. Nosotros hacemos un producto de gran calidad en cuanto a contenidos, de fotografía, de edición, pero también con unos costes elevados. En algunos casos, el coste de un reportaje de algunas de nuestras revistas es superior al presupuesto anual de otras revistas de otros grupos editoriales. Por ejemplo, el primer número de Vanity Fair recogía una semblanza de Rania de Jordana. Las fotografías las hizo Mario Testino, uno de los mejores fotógrafos del mundo, y fue un reportaje muy caro porque los medios que se pusieron fueron increíbles.

¿Por cuánto sale un reportaje de este tipo?

Depende, puede oscilar entre los 120.000-150.000 euros a los 200.000 euros. Además hay otro componente, que se trata de una inversión efímera porque al mes siguiente hay que lanzar otro número a la calle. Nosotros invertimos mucho dinero porque nuestro lector es sofisticado.

¿Recuerda algún reportaje especialmente barato?

El de Adriana Abascal ex esposa de Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica, que se realizó en su casa de Los Ángeles, pero lo que encarece un reportaje son los fotógrafos, que son los que eligen los escenarios. Son los que dicen que para hacer un determinado reportaje hay que irse a un país lejano porque en esa época del año hay buena luz. Son ellos los que deciden.

¿Y qué papel desempeña usted dentro de la organización?

Yo no decido este tipo de cuestiones, esas decisiones las toma el director de cada revista que tiene la responsabilidad de gestionar el presupuesto del que dispone. Cada director decide en qué se lo gasta. Yo soy el director de orquesta, que dirige a buenos músicos que saben tocar muy bien sus instrumentos. El director de orquesta es el que tiene la visión de hacia dónde va el barco. Tengo dos papeles fundamentales, armonizar la orquesta y ver qué caminos tomar.

¿La calidad es rentable?

Por supuesto. Condé Nast está presente en 21 países y puedo decir que el sector del lujo en el que nosotros nos movemos es rentable. Tenemos el objetivo de ganar dinero haciendo bien las cosas. Buscar la excelencia y la calidad siempre es rentable. A nosotros nos dan una marca, una cabecera, un título con historia, y tenemos que cuidarla, nos encomiendan la tarea de no estropearla. Por tanto, es necesario controlar la calidad porque lo que se hace en un país acaba repercutiendo en otro.

Condé Nast es una empresa familiar, ¿le conceden plenos poderes para gestionarla?

Totalmente. El hecho de no cotizar en Bolsa te permite innovar, hacer las cosas de manera diferente y trabajar mirando el largo plazo. Los planes se hacen a cinco años vista. Por tanto, toda esa planificación nos da mucha tranquilidad. En España, facturamos 60 millones de euros. La estrategia de la empresa pasa por mantener la estabilidad y tener un equilibrio entre el corto y largo plazo.

¿Qué implica vestir la camiseta Condé Nast?

Responsabilidad. Cuando llegué a la compañía ésta no estaba en buena situación. Los títulos no son homogéneos y no funcionan por igual en todos los países. Por ejemplo, Italia es la biblia de la moda y en España este tema se ve de manera diferente. El secreto está en adaptar el producto a la situación y a la cultura de cada país.

"El papel vivirá siempre y convivirá con internet"

Le gusta hablar de cifras, sobre todo porque éstas le acompañan: los 40.000 ejemplares de venta que tenía Vogue cuando él llegó a Condé Nast, a los 125.000 de ahora. GQ tenía 10.000 y ahora tiene 40.000. O las 240.000 copias de la revista Glamour. "Se ha conseguido estabilidad. Y en plena crisis invertimos en el lanzamiento de Vanity Fair cerca de seis millones de euros. A pesar de la crisis, que también nos afecta porque se ha reducido la publicidad, hay que apostar por los productos en los que se cree".En cuanto al debate sobre la supervivencia del papel frente a internet, lo tiene claro. "El papel vivirá siempre, tendrá un hueco en el mercado y convivirá con las nuevas tecnologías". No consiente que se hable más de crisis, "tenemos que construir un nuevo mercado, va a ser apasionante".

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