La cigüeña puede esperar

La vida, normalmente, se abre camino, pero en el caso de muchas parejas esta ley natural no se cumple. Alrededor de dos de cada diez parejas españolas en edad reproductiva tienen dificultades para concebir hijos, según han señalado en el Instituto Madrileño de Fertilidad. Un dato que explica el auge que han adquirido las clínicas privadas volcadas en las técnicas de reproducción asistida intentando, por todos los medios científicos ganar la batalla a la naturaleza.

Una vez afianzados los avances biomédicos que se han producido en los últimos 30 años (inseminación artificial, fecundación in vitro, implantación de embriones congelados), y que han permitido el nacimiento de unos tres millones de niños en el mundo y más de 90.000 en España, ahora las clínicas, por lo menos las españolas, están trabajando con un objetivo nuevo: preservar la fertilidad a toda costa. Un giro que tiene mucho que ver con el nacimiento de un nuevo perfil de usuario creado por la sociedad actual. Mujer u hombre, de unos 30 años, con un futuro profesional incierto, inestable o con una profesión asfixiante, sin pareja estable o con algún problema de salud y que se niega a renunciar a ser padre o madre aunque sea diez años más tarde.

El Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) es una de las clínicas que han apostado fuerte en esta dirección. De hecho, una de sus últimas iniciativas ha sido ofrecer de forma gratuita la vitrificación de los gametos (ovocitos o espermatozoides) a los enfermos de cáncer en sus centros. Una técnica mucho más eficaz que la tradicional congelación y que, en el caso de los ovocitos (más delicados), preserva la supervivencia del 97% de los mismos, según afirma Marta Barrio, directora de Instituto Madrileño de Fertilidad, que también ha apostado por la vitrificación de óvulos, espermatozoides y embriones.

El programa de preservación de la fertilidad del IVI, al que ya se han acogido unos 225 afectados por el cáncer (el 50% mujeres y en la mayoría de los casos con cáncer de mama), también ha abordado la vitrificación de la llamada corteza ovárica para una futura implantación. Un sistema pionero que esta entidad, de momento, sólo realiza en su clínica de Bilbao, pero que en breve será el eje de un nuevo programa para las pacientes de oncología, según explica Antonio Requena, director médico del grupo y director de la clínica IVI de Madrid.

La principal ventaja de este procedimiento radica en que evita el tratamiento previo de estimulación ovárica necesario para conseguir los ovocitos o tener que recurrir a la donación de óvulos, que es bastante más caro (entre 5.000 y 6.000 euros), explica Marta Barrio, ya que hay que costear las donantes.

El diagnóstico genético preimplantacional (DGP) es otro de los puntos de mira de la actividad investigadora de las clínicas españolas, que cuentan con la tasa de embarazos más elevada del mundo (en breve será pública y auditada), según prevé Sanidad. Molestar lo menos posible al embrión utilizando técnicas no intervencionistas, sólo cogiendo el líquido que lo rodea para seleccionar el más sano, es una de las líneas de trabajo del IVI, que ya ha conseguido el nacimiento de un bebé cuyos padres eran portadores de fibrosis quística. Asimismo, el Instituto Dexeus (USP) también trabaja en esta dirección. De hecho, ya ha logrado el primer embarazo en el mundo, libre de la enfermedad congénita exostosis múltiple.

Respecto a los hombres, que son responsables del 50% de los casos de infertilidad, los ejes se centran en nuevas técnicas de selección de espermatozoides o en la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), donde sólo es necesario un espermatozoide para fecundar un ovocito. Bienvenido por quienes tienen semen deficiente.