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Los expertos creen que el país sufriría más fuera de la UEM

El euro, barrera de protección para España

Las declaraciones recientes abonan el debate: ¿estaría mejor la economía española con su propia moneda? Ángel Gurría, líder de la OCDE, acaba de reconocer que "el enorme beneficio de estar en el euro tiene como contrapartida que países como España tuviesen una política monetaria inadecuada a su situación". El premio Nobel Paul Krugman insiste, por su parte, en que la Unión Monetaria nunca debió crearse, mientras el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, cree que fuera de la moneda única "hace frío", recordando que el Reino Unido paga intereses más altos por su deuda que España.

Los analistas consultados son de esa última opinión. José Luis Rodríguez Campuzano, estratega de Citi, destaca que, fuera del euro, España no habría disfrutado del boom económico, pero tampoco habría sufrido una burbuja inmobiliaria. Así, "hoy estaríamos más afectados por la crisis internacional, pero internamente la economía tendría menos desequilibrios". Respecto al margen de maniobra que aportaría hoy la peseta, Campuzano matiza que una devaluación competitiva no es un regalo: "Permite ajustar salarios y costes, pero empobrece al país. Tendría que venir acompañada de una política monetaria más restrictiva para que la inflación importada no se incorporase a las expectativas. Y ello, sin olvidar que, fuera del euro, habría que ganarse la confianza de los inversores, por lo que se necesitaría mayor disciplina fiscal".

Recelos similares mantiene José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney: "Una devaluación reactiva las exportaciones a corto plazo, pero la inflación importada se come después ese efecto. Los inversores exigirían una prima de intereses proporcional a la depreciación de los activos en España. Dado que las familias deben 600.000 millones de euros, un sobrecoste financiero de, digamos, diez puntos, supondría 60.000 millones de euros sustraídos al consumo y el ahorro". Díez critica el papel del BCE en años anteriores: "Vigiló los activos de la economía y obvió la integración de pasivos derivada del euro. Eso permitió a Alemania financiar los booms inmobiliarios de España e Irlanda. El problema surge ahora, cuando la crisis de deuda ha puesto en cuestión los pasivos de los bancos alemanes: si a España le pasa algo, Alemania entra en default".

"Valla protectora"

El presidente de AFI, Emilio Ontiveros, cree que si cuando estalló la crisis financiera España no hubiera estado en la UEM, "el golpazo recibido hubiera sido mucho mayor en términos de ataques de los mercados y diferenciales de deuda. El euro ha sido una valla protectora". Ontiveros opina que la única ventaja de no estar en la UEM sería poder mover el tipo de cambio. "Y sería circunstancial, porque los bancos centrales tienen una capacidad de incidencia limitada. De todas maneras, las devaluaciones son pan para hoy y hambre para mañana" advierte.

Jonás Fernández, director del servicio de estudios de Solchaga Recio, cree que la no pertenencia a la Unión Monetaria dificultaría hoy la financiación del Estado. "Tendríamos que hacer las mismas cosas (reforma laboral, mejora del sector financiero y consolidación fiscal), pero partiríamos de una situación peor". El euro obliga a hacer lo necesario y a no tomar atajos como la devaluación", zanja.

El director de coyuntura de Funcas, Ángel Laborda, tilda de "catastrófica" la hipótesis de salida del euro: "El shock financiero sería enorme, con una subida de tipos de interés muy fuerte, de manera que el Gobierno y el Banco de España tendrían que hacer un ajuste mucho más duro que el anunciado para calmar a los mercados. Eso hundiría la actividad, con un peligro claro de depresión". A su juicio, ningún efecto positivo de una hipotética devaluación podría compensar ese riesgo.

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