De los 'creadores' de la isla artificial, llega el teleférico

Hay un episodio de Los Simpsons en el que un embaucador logra colocarle a Springfield un monorraíl, logrando pingües beneficios gracias a la ingenuidad de los vecinos de esta localidad nunca situada en el mapa de los Estados Unidos. Valencia, sin embargo, sí se sitúa en el mapa, y, parece tener un encanto especial para los que tienen grandes proyectos que vender a una ciudad o un Gobierno autonómico que adora los grandes eventos -Copa del América, Fórmula 1, un torneo de hípica, un concierto de la MTV, un encuentro con el Papa o un torneo de tenis- y las grandes y aparatosas infraestructuras, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, espectaculares contenedores para escasos contenidos.

La sensación de que en Valencia se compra de todo -hay pendientes cosas como un museo de la FIFA, vendido en su día y olvidado, la instalación de una esfera armilar de tamaño gigantesco o tres rascacielos de Calatrava- ha animado a algunas personas a intentar sacar provecho de esa propensión a asumir todos los proyectos. Sin embargo, el caso de âscar López Alpuente, es especialmente peculiar.

López presentó ayer, como consejero delegado de Teleférico de Valencia VCL, un proyecto de construcción de un teleférico en la capital del Turia. La propuesta, que choca en una ciudad tan llana que tiene su máximo desnivel en las rampas de los túneles, supondría tender un cable desde el Puerto hasta el parque de cabecera, recorriendo así todo el antiguo cauce del Turia, ocupado ahora por parques, instalaciones deportivas, culturales y de ocio, y que cruza la ciudad de oeste a este. El objetivo, como dijo López, será el de convertirlo en una infraestructura turística más de la ciudad.

Del teleférico se dieron toda clase de detalles, "el más largo del mundo, con 13 kilómetros", algunos hasta sorprendentes, como el precio de los billetes.

Sorprendentes porque el proyecto no es mucho más que una idea, quizá menos descabellada que la que presentó el propio López hace ahora año y medio: la construcción de una isla artificial justo frente a la playa de la Malva-rosa, al más puro estilo de las que se construyen en Dubai. Entonces López reconoció la dificultad -incluso la imposibilidad legal- del proyecto, pero se defendió apelando a la necesidad de "animar el ambiente con nuevas ideas".

Eso ha debido impulsarlo a presentar este proyecto a los medios de comunicación sin haberlo consultado, al menos formalmente, con los organismos que tendrían algo que decir, y que van desde el Ayuntamiento al Gobierno central, ya que sus instalaciones ocupan suelo y vuelo público de diversas propiedades.

Sí aseguró tener la financiación para el teleférico, cuya inversión estimó en 20 millones de euros para una primera fase, que discurriría entre el Puerto y la Ciudad de las Artes y las Ciencias. "El proyecto tiene el respaldo de importantes empresarios valencianos", dijo. Sin embargo no quiso citar a ninguno. Es más, López abrió la puerta a nuevos inversores e incluso a la posibilidad de que los ciudadanos, a título individual, "se conviertan en socios fundadores con una aportación de 100 euros". El objetivo, según afirmó, es que la financiación sea 100% privada a cambio de una concesión para la explotación del teleférico por 50 años.

López es el consejero delegado de Redis 6, una inmobiliaria valenciana dedicada a la construcción de lofts y unifamiliares. En 2007 aseguró que facturaba 12 millones de euros, una cantidad que pone lejos de su alcance no ya el proyecto que anunció entonces (la inversión en su isla superaba los 5.000 millones de euros) si no incluso la del teleférico. Entonces, con la presentación de su Dubai particular consiguió repercusión en los medios de comunicación y seguramente una publicidad para su negocio real, el de Redis 6. Quizá tentar dos veces la suerte con proyectos extravagantes puede ser excesivo, por mucho que se ofrezcan a la ciudad que mejor se presta a ello.