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La opinión del experto

Los viejos rockeros, más vivos que nunca

Juan Liquete asegura que en tiempos de crisis no hay nada como la experiencia y la veteranía para inyectar ilusión a los más jóvenes y afrontar los cambios con decisión.

Mick Jagger prometió que dejaría un bonito cadáver, pero acaba de cumplir los 65 y sigue aferrado al escenario. ¿Cuál es el secreto de un grupo como los Rolling Stones? Ser auténticos profesionales, una gran orquesta de rhythm and blues blanco. Hacen que cada concierto tenga una fuerza e intensidad que nos hace pensar que a Jagger van a tener que sacarle a tiros del escenario. Jagger y compañía se han plantado en la tercera edad en su mejor momento comercial. Mientras muchos compañeros de generación están disfrutando de la jubilación, ellos siguen siendo la máquina de imprimir billetes mejor engrasada del planeta rock.

El éxito de músicos como Paul McCartney (65 años), Bod Dylan (67 años), Neil Young (63 años), Brian Wilson (66 años) o Jerry Lee Lewis (más de 80) es que son abuelos en plena forma. Todos los grupos empiezan como un culto a la juventud, y no se plantean permanecer en activo más de 30 años. Pero luego cambian de planes y aceptan que cumplir años no es tan terrible. Cada uno de ellos es un símbolo de que puedes seguir siendo joven habiendo sobrepasado la barrera de los 65. El auténtico rockero es aquel que mantiene la misma fuerza e intensidad a lo largo de su carrera musical, el que hace que cada concierto sea único e irrepetible. La edad ya no es un problema en el mundo de la música, sino una ventaja, y si no que se lo digan a Bruce Springsteen, cantante, guitarrista y compositor que a sus 59 años es conocido como el Jefe.

Igual ocurre en las empresas, donde la edad, en muchos casos, no es una barrera sino una ventaja, y más en los tiempos turbulentos por los que estamos pasando y por todo lo que se nos viene encima. Claro está, siempre que podamos continuar obteniendo el mejor resultado al conocimiento adquirido, a la experiencia, a los contactos y a trabajar acorde con lo que queremos y podemos hacer con más de 50 años. Los veteranos rockeros gestores estamos más vivos que nunca y pienso sinceramente que las empresas deberían valorarnos también más que nunca, ya que hemos aprendido a sobrevivir a graves crisis y sabemos mejor que nadie cómo quitarnos la chaqueta, remangarnos la camisa y hacer frente a retos que ya hemos tenido que superar en el pasado.

Pelear en el trabajo de cada día ante circunstancias adversas manteniendo la serenidad, crear una empresa propia o cambiar de actividad y sector no es incompatible con la edad, siempre y cuando, por una parte se conserven las cualidades profesionales y personales que nos han permitido tener éxito y, por otra, tengamos la flexibilidad de adaptarnos a las condicionantes de la nueva realidad. Es difícil, pero con voluntad y objetivos claros sabemos y podemos conseguirlo. Algo parecido a lo que les pasa a los viejos rockeros, que han sabido adaptar su estilo y música a varias generaciones. Los profesionales veteranos que quieren seguir trabajando suelen ser personas que han trabajado mucho y disfrutado de su desempeño, se encuentran bien, con energía, y se sienten jóvenes, también como los viejos rockeros. Aunque, en el caso de los músicos, el esfuerzo físico en los escenarios sobrepase al intelectual, en ambos casos se trata de profesionales que han dado todo por su carrera y se sienten gratificados, por eso les supone un gran esfuerzo acabar con esa etapa, cuando ellos mismos se ven en plenitud de facultades y no creen que haya llegado el momento. Su autoestima, el interés por seguir en la brecha y jugar un papel protagonista, se lo deben en gran parte a su profesión.

Grandes como Bebo Valdés, a punto de cumplir los 90, y Omara Portuondo, que llega ya a los 78, son personajes que vivían en el olvido cuando Santiago Auserón o Nick Gold los rescataron. En el mundo de la música nos encontramos con artistas cuya edad no ha sido ni mucho menos un impedimento para cumplir sus sueños. El cantante francés Henri Salvador no dudó, a sus 82 años, en ofrecer a las discográficas su obra maestra Chambre avec vue, pero nadie en París quiso editarlo. Sólo gracias a un admirador el disco pudo grabarse y editarse. Quién iba a decir a los que rechazaron el proyecto que el disco vendería dos millones de ejemplares y que se llevaría los premios Grammy de la industria francesa al mejor disco del año y al mejor cantante masculino. Tampoco podemos olvidar a otros grandes artistas ya maduros, como Leonard Cohen, Tom Waits, Herbie Hancock, Caetano Veloso, Rubén Blades, Wayne Shorter o Paolo Conte, que de ser trabajadores en empresas españolas muy probablemente estarían ya, cuando menos, prejubilados.

Actualmente, en nuestras empresas, y más aún en el ciclo económico en el que nos encontramos, es vital contar con profesionales con el liderazgo y la iniciativa necesarios para enfrentar cualquier reto que el mercado les ponga. En el caso de los que superan los 50, su amplia experiencia les hace capaces de involucrar a los demás en su proyecto y afrontar sin miedo cualquier cambio, asumiendo riesgos y no rindiéndose ante nada.

La madurez profesional, especialmente en momentos de crisis, es clave para afrontar mejor las dificultades. La vivencia de crisis pasadas es una ventaja para conseguir salir con éxito de esta situación. ¡Los viejos rockeros y los gestores veteranos, más vivos que nunca!

Juan Liquete. Secretario general del Club Excelencia en Gestión

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