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A fondo

Las comisarias salvan el mandato de Barroso

Las comisarias europeas han salvado el mandato de José Manuel Barroso en Bruselas. Ese es el balance nada igualitario del (primer) lustro del portugués como presidente de la Comisión Europea.

Recién nombrado, Barroso pidió en 2004 a los 25 países de la UE que al menos un tercio de ellos le enviase una mujer para formar parte de su equipo. Quién sabe si lo hizo por convicción o por corrección política. A favor de su sinceridad juega el hecho de que en Lisboa Barroso ya contase con cuatro ministras, una cifra elevada para la media habitual en los gobiernos portugueses.

En todo caso, ahora que su mandato llega al final (expira en noviembre de 2009) y busca abiertamente la reelección, Barroso tiene que agradecer al tercio femenino la mayor parte de sus escasos credenciales para seguir en el cargo. La cuota masculina, por el contrario, le ha reportado pocos éxitos y más de un sinsabor.

La Comisión de 'los Monti' o 'los Bolkestein' ha dejado paso a la de 'las Kroes' o 'las Reding'

La comisaria de Sociedad de la Información, Viviane Reding, le ha regalado la medida europea más popular de estos últimos cuatro años. Un reglamento para abaratar las tarifas por utilizar el teléfono móvil en el extranjero.

Otra comisaria, Neelie Kroes, ha doblegado desde la cartera de Competencia al gigante Microsoft. La combativa Dalia Grybauskaité se fajó para sacar adelante el acuerdo sobre los presupuestos comunitarios para 2007-2013.

Y hasta la recién llegada Meglena Kuneva se muestra incansablemente correosa desde una cartera sin apenas competencias como la de Protección al consumidor. El empuje de esas comisarias contrasta con el desanimado flanco masculino de la Comisión. Algunos de los comisarios han caído en el olvido y otros nunca salieron del anonimato.

La tropa con corbatas, además, no ha dejado de poner a Barroso en situaciones embarazosas desde el frustrado nombramiento como comisario de Justicia del ultramontano italiano Rocco Buttiglione como titular de Justicia. Alguno ha habido, como el comisario de Industria Gunter Verheugen, que ha paseado por el filo del escándalo (nombró jefa de gabinete a una funcionaria con la que había sido fotografiado en una playa nudista del Báltico). Otros, como el ya ex comisario de Salud y Protección al consumidor, Markos Kyprianou, han sido las aparatosas campañas de publicidad organizadas de la mano de grandes multinacionales.

Tamaño desequilibrio entre el dividendo femenino y el masculino debe resultar paradójico para Barroso, miembro de una formación política (el Partido Popular europeo) que se opone a fijar porcentajes para facilitar la incorporación de la mujer a la vida política y empresarial.

La sorpresa sobre el resultado de su apuesta por el tercio femenino también debe ser mayúscula para el portugués teniendo en cuenta que ninguno de los cinco países más grandes de la Unión (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España) envió a Bruselas a una mujer.

Con la excepción de Polonia, sólo países del tamaño de Luxemburgo, Holanda o Lituania optaron por una comisaria. Siete de 25, en total. Tras la ampliación de 2007, se sumó la representante de Bulgaria. Y este año Chipre ha sustituido a su comisario por una mujer lo que mantiene la inexpugnable cuota masculina en dos tercios de 27.

Excepciones

Por supuesto, en los dos géneros ha habido excepciones. Frattini, ahora en el Gobierno de Silvio Berlusconi, se batió con vigor (y con la inquebrantable complicidad del Gobierno de Rodríguez Zapatero) una política común de inmigración que frene a los ilegales. El titular de Economía, Joaquín Almunia, también se anotó un importante tanto al cerrar con éxito la reforma del Pacto de Estabilidad. En cuanto al pasivo femenino, lo acumula casi por completo Margot Wallström, comisaria encargada de la estrategia de comunicación de la CE. Su labor ha sido entre irrelevante y contraproducente. Y coincidiendo con sus campañas, la UE ha perdido tres referéndum en Francia, Holanda e Irlanda.

Aún así, la Comisión de los Monti, los Bolkestein o los Solbes ha dejado paso a la de las Kroes, las Reding o las Ficher-Boel. El próximo presidente quizá tenga que pedir a Los 27 que le envíen un tercio de varones. Como mucho.

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