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CincoSentidos

Los refugiados climáticos del planeta

El calentamiento global obligará a migrar a 150 millones de personas de aquí a final de siglo, según un informe de la ONU

Que el planeta se calienta a un ritmo acelerado ya no es sólo materia de investigación de los científicos. El huracán Katrina se encargó de mostrar con no poca violencia los estragos que el calentamiento climático infligirá a miles de personas. De hecho, ya lo está haciendo. Según un largo consenso entre los científicos, huracanes de este tipo son normales, pero su renovada violencia y su asiduidad empiezan a ser alarmantes. Aquel episodio se saldó en agosto de 2005 con el desplazamiento definitivo de la mitad de los 560.000 habitantes de Nueva Orleans, que tras un largo periodo de espera fueron evacuados a ciudades de Estados vecinos.

Aunque la Organización de Naciones Unidas aún no reconoce el estatus de refugiado climático, el éxodo tras el huracán Katrina ya se está produciendo en otros muchos lugares del planeta. Y a diferencia de los exiliados políticos, la esperanza de regresar algún día a la tierra abandonada se esfuma con la misma violencia que muestra la naturaleza en sus distintas sacudidas.

Según un informe de la ONU, 150 millones de personas deberán migrar de sus territorios de aquí a finales de siglo debido al calentamiento del planeta. Ya hoy el 60% de los movimientos migratorios está causado por este fenómeno y por desastres naturales, y no por motivos políticos, de violencia o de extrema pobreza.

El colectivo Argos, una asociación de fotógrafos y periodistas de París ha querido mostrar esta realidad ya en marcha. Sus diez miembros han recorrido durante meses nueve puntos del globo en los que sus poblaciones ya están amenazadas por la naturaleza y serán empujadas al éxodo antes o después. 'Este fenómeno siempre se ha tratado desde el punto de vista científico, ¿pero qué pasará con el hombre? Las poblaciones que menos contaminan son las más afectadas por el calentamiento climático', explica Guy- Pierre Chomette, miembro del colectivo.

Este periodista visitó a los inuitas de Shishmaref, una isla de Alaska que se derrite a tal velocidad que el desplazamiento de sus 600 habitantes ya tiene lugar y fecha. Situada al norte del mar de Bering, próxima al círculo polar, la isla ya no queda protegida de la fuerza del mar por el debilitamiento de su capa de hielo.

Varias casas ya han cedido, así que se verán obligados a desplazarse al pueblo de Nome, 200 kilómetros al sur, dejando atrás su cultura y su modo de vida, basado en la economía de subsistencia. Shishmaref lucha ahora por ir a Tin Creek, un espacio virgen protegido por la erosión que permitiría a su comunidad mantener sus raíces, su pasado y prever un futuro viable.

El archipiélago de Tuvalu, bajo el agua

El aumento del nivel del mar será en un futuro muy próximo otra causa de exilio. Un problema que ya afecta al archipiélago de Hallingen, en Alemania, al archipiélago de las Maldivas y a Tuvalu, un minúsculo Estado en mitad del Pacífico cuyo parlamento apenas cuenta 15 diputados.

Fue el primer Estado firmante del Protocolo de Kioto que insta a los países desarrollados a reducir un 5% sus emisiones de CO2 en 2010. Los 9 atolones de Tuvalu, que reúnen 11.000 habitantes, serán tragados por el mar de aquí al año 2050. Sus habitantes son conscientes de que tendrán que abandonar su modo de vida comunitario y solidario, principal vector de la identidad nacional. Por ello reclaman ser reconocidos como 'refugiados climáticos' para preservar la identidad de su pueblo después del éxodo.

Por su parte, China, Bangladesh y los cuatro países que comparten el lago Chad (Camerún, Nigeria, Níger y Chad) sufren la desertificación. El lago Chad, cuarta reserva de agua dulce del continente africano, ha perdido el 90% de su superficie en los últimos treinta años. Hasta 22 millones de personas viven al borde del lago y 300.000 de ellas viven directa o indirectamente de la pesca.

Hoy, el clima es seco y la profundidad del lago, que en 1960 alcanzaba seis metros de altura, se ha reducido a un metro y medio. Además del reciclaje de los pescadores a la agricultura en un paisaje cada vez más árido, con la desaparición del lago Chad también se difumina la frontera natural, creando conflictos entre las poblaciones transfronterizas.

Temperaturas más altas, C02 y vapor de agua

La hipótesis más extendida que explica el calentamiento global de la Tierra en el último siglo (a un ritmo de aproximadamente 0,15 grados centígrados por década en la superficie) es la que lo relaciona con las emisiones humanas de CO2 a la atmósfera y el subsiguiente efecto invernadero que eso produce. El calentamiento del mar libera a la atmósfera vapor de agua, un gas que contribuye al efecto invernadero. El organismo creado por la ONU para investigar el clima suscribe esta explicación.Algunos científicos creen posible que el clima se autorregule en el futuro y compense el calentamiento, pero hasta ahora ningún modelo confirma esta teoría alternativa.

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