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Columna
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Productividad y costes laborales

Los costes laborales unitarios han tendido a desacelerarse en los últimos años, favoreciendo así a las cuentas de las empresas. El autor analiza su evolución con los datos estadísticos aportados por la Contabilidad Nacional de España

La Contabilidad Nacional de España (CNE) es la única fuente estadística que suministra toda la información necesaria para el cálculo de los costes laborales unitarios. El coste laboral unitario nominal o monetario (CLUM), es decir, el coste laboral nominal por unidad de producción, que se obtiene como cociente entre la remuneración por asalariado y la productividad por ocupado, ha tendido a desacelerarse en los últimos años, al disminuir su tasa de variación interanual desde el 3,3% en 2001 hasta el 2,4% en los tres primeros trimestres de 2005 (ver cuadro adjunto).

Como el ritmo del crecimiento del CLUM ha sido muy inferior al del deflactor del PIB (representativo de los precios de esa magnitud), el coste laboral unitario real (CLUR), que se obtiene dividiendo el CLUM por el citado deflactor, ha sido negativo en los últimos años, lo que es indicativo de que los costes laborales han tenido una aportación positiva a la rentabilidad de las empresas. Es más, esa contribución positiva ha sido creciente en el tiempo, puesto que, mientras que el descenso del CLUR fue el 0,9% en 2001, el del periodo enero-septiembre de 2005 ascendió al 1,8%, el doble que cuatro años antes. La citada evolución del CLUR es consecuencia de que el menor crecimiento del CLUM ha ido acompañado del mantenimiento de un elevado aumento del deflactor del PIB (igual o superior al 4%).

La CNE presenta contradicciones en sus cifras

La moderación del CLUM se explica, a su vez, por la desaceleración de la remuneración por asalariado, al retroceder su tasa de variación desde el 3,6% en 2001 al 2,7% en 2005, ya que la productividad por ocupado ha mantenido una tasa de crecimiento muy reducida y prácticamente estable en el periodo considerado, en torno al 0,3%.

La desaceleración de la remuneración por asalariado, que incluye, junto a los sueldos y salarios brutos, las cotizaciones sociales de empresarios y otros pagos no salariales, entre los que se consideran las indemnizaciones por despido y las prestaciones sociales complementarias a las de la Seguridad Social, sitúa su crecimiento en 2005 por debajo de la inflación medida por el IPC (el 3,4%, en tasa interanual, en noviembre), lo que implica una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.

Por su parte, el sostenimiento de un ritmo de crecimiento de la productividad por ocupado muy moderado, cercano a cero, se explica porque el proceso de crecimiento económico actual es muy intensivo en empleo: el ritmo de avance interanual del PIB real en el periodo enero-septiembre, el 3,4%, si se corrigen los datos de estacionalidad y calendario, es sólo ligeramente superior al de la población ocupada, el 3,1% en dicho periodo, medida por el empleo equivalente a tiempo completo, que es la magnitud utilizada para el cálculo de la productividad por ocupado.

Ahora bien, como señalaba en un artículo anterior (Cinco Días, 22 de septiembre), las cifras de crecimiento del empleo de la CNE, que en principio tienen como base fundamental las estimaciones de la encuesta de población activa (EPA), presentan algunas contradicciones.

En primer lugar, porque las tasas de variación interanual de la población ocupada y el empleo equivalente a tiempo completo estimados por la CNE son muy similares para el conjunto de los tres primeros trimestres del año (el 3,3% en el primer caso y el 3,1% en el segundo), cuando el fuerte incremento del empleo a tiempo parcial estimado por la EPA parecería justificar un incremento de la población ocupada muy superior al del empleo equivalente a tiempo completo.

Y, en segundo lugar, porque el ritmo de aumento de la población ocupada por la CNE es muy inferior al de la misma variable en la EPA: el 5,6% en los tres primeros trimestres con los datos originales y el 4,8% si se corrigen esos datos de los cambios metodológicos introducidos en el primer trimestre de este año.

Por último, si el análisis de los CLUM se desglosa sectorialmente, destacan las fuertes diferencias existentes en sus tasas de variación interanual, con un máximo aumento en el conjunto de los tres primeros trimestres de 2005 del 5,5% en la construcción, que contrasta con un descenso del 0,6% en energía. Estas acusadas diferencias se explican, principalmente, por la distinta evolución sectorial del empleo, en parte explicada por las contradicciones señaladas anteriormente, lo que provoca una elevada dispersión de la productividad por ocupado, mucho más intensa que la de la remuneración por asalariado, que varía entre el incremento del 4,8% en energía y el descenso del 2,7% en construcción.

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