El mundo taurino teme a la 'lengua azul'

La temporada taurina ha comenzado con miedo a la lengua azul. Las dos primeras ferias importantes del calendario, la Magdalena de Castellón y las Fallas de Valencia, se han programado bajo la incertidumbre por una enfermedad bovina para la que, por el momento, se disponen de pocas soluciones.

La declaración de amplias zonas ganaderas como afectadas, la complicación que esto supone en el traslado de los toros, la obligatoriedad de que éstos mueran en las plazas como máximo 40 horas después de su llegada al coso y la necesidad de desinfectar los corrales y los otros animales que estuviesen en contacto con las reses son factores que pueden incidir en el desarrollo de las ferias. Ello podría además repercutir en el precio de los abonos.

Está por ver qué pasará en el verano, con el calor, cuando el mosquito jerjel que propaga la enfermedad, se encuentre en su apogeo, si las autoridades sanitarias no lo neutralizan.

Por ahora, la feria de Castellón se ha celebrado con normalidad. Es seguro que los presidentes y veterinarios se han mostrado comprensivos en los reconocimientos de los toros, aunque que sin perder de vista la seriedad.

El gran peligro económico que se cernía sobre el empresario eran los toros que, procedentes de zonas afectadas, fuesen rechazados en los reconocimientos (por faltos de trapío o por lesionados), y que, debido a la normativa estatal, que es la que ha aplicado la Generalitat Valenciana, debían morir en los corrales sin posibilidad de regresar a sus ganaderías de origen. Sin embargo, más que el rechazo de toros en los reconocimientos, en la feria de La Magdalena influyó sobre todo la ola de frío polar.

En lo taurino, la feria no ha sido especialmente brillante, si bien para el recuerdo han quedado las actuaciones de César Rincón, El Juli y El Fundi, así como el debut de Julio Benítez El Cordobés, el hijo novillero de Manuel Benítez, que impactó a los espectadores de La Plana.

No obstante, la experiencia de Castellón no puede servir de ejemplo a Valencia (el abono arranca el sábado 12 de marzo), donde los equipos veterinarios y gubernativos son distintos, como también podrían serlo los criterios a aplicar en los reconocimientos. Respecto a la lengua azul, las autonomías tienen potestad para dictar normas propias, algo que la valenciana aún no ha hecho, siguiendo hasta el momento la estatal.

Para tratar este tema, el lunes pasado se celebró una reunión en la sede de la CEOE en la que tomaron parte todos los estamentos relacionados con la Fiesta. Los delegados de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (Anoet) mostraron su preocupación por la lengua azul, señalando en su informe que en estos momentos el 60% de las ganaderías de la Unión de Criadores se encuentran localizadas en zonas restringidas, siendo imposible que el otro 34,74% de las ganaderías puedan abastecer el mercado de festejos de las zonas limpias.

Pedro Barato, vicepresidente de la CEOE, manifestó la gran incidencia que para el sector de la hostelería podría suponer la problemática de la lengua azul. En el mismo acto, los representes de los estamentos taurinos solicitaron el establecimiento de una secretaría de Estado para los toros, así cómo la crear creación de una Fundación, financiada con los ingresos televisivos, que promocione y divulgue la fiesta de los toros, estudiándose la problemática sanitaria del toro de lidia al tiempo que se ponga de manifiesto su importancia ecológica.

En la feria de Fallas muchos de los toros que se lidiarán pertenecen a ganaderías situadas en las zonas que el BOE del 12 de febrero declaró como restringidas: toda Andalucía (excepto Almería), así como Extremadura, Toledo y Ciudad Real se encuentran en zona afectada, con un foco muy problemático en la provincia de Cádiz, donde se concentran una gran cantidad de ganaderías. El próximo 31 de marzo podría cambiar el mapa de la lengua azul, lo que aún genera más incertidumbre. La normativa publicada en el BOE señala, además, cómo debía actuarse en el traslado de los toros afectados. Lo primero de todo era que los animales no presentasen ningún signo cíclico de encontrarse enfermos; luego, los camiones debían ser desinfectados, así como los corrales y los otros animales que pudiesen estar en contacto con ellos. La normativa en vigor prohíbe el movimiento a pie, circunstancia que, de mantenerse durante el verano, podría hacer peligros importantes encierros.

En estos momentos, los toros de ganaderías salmantinas, que se encuentran fuera de la zona de riesgo, están teniendo una mayor y mejor salida en el mercado. Así ha ocurrido en la feria de Nimes (Francia), que se ha programado íntegra con toros charros. Ganaderías de renombre como Victorino Martín y Miura no podrán, si no cambia radicalmente el panorama, lidiar este año en las plazas francesas en las que vendían, a muy buen precio, una parte considerable de su camada de cuatreños.