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Elecciones 2003

CiU y PSC se someten a un test clave para las autonómicas de otoño

El próximo domingo Convergència i Unió (CiU) y el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se juegan la alcaldía de Barcelona y algo más. Encuestas y sondeos dan la victoria en las urnas a Joan Clos, que seguramente será el encargado de formar el gobierno municipal, ya sea en solitario o con el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y de Iniciativa per Catalunya (IC), los socios tradicionales con los que el PSC ha contado casi siempre.

El exceso de confianza es la principal preocupación de Clos y, sobre todo, quita el sueño en las filas del PSC. El votante socialista 'puede irse a la playa al considerar que la victoria ya es un hecho y no votar', señalan fuentes del partido. El problema de esa decisión no es tanto la pérdida de concejales en la alcaldía, sino las lecturas posteriores que puedan hacerse de los resultados. Socialistas y nacionalistas afrontan las municipales como unas auténticas primarias de las autonómicas que se celebrarán en otoño. El reparto de regidores que se registre en la Ciudad Condal es clave para el futuro de los candidatos a la presidencia de la Generalitat: Pasqual Maragall y Artur Mas.

En CiU afrontan los comicios con inquietud. 'El votante que acude a las urnas en unas municipales se fija mucho más en los candidatos, en las personas que durante el siguiente cuatrienio deben gobernar la ciudad, pero, sobre todo, servir al ciudadano', asegura el candidato nacionalista a la Alcaldía de Barcelona, Xavier Trias. En su opinión, 'yo tengo que pedir al ciudadano que me vote a mí, no al partido'.

Pasar de 10 a 12 regidores sería un buen resultado para los nacionalistas, mientras que el PSC confía en repetir los 20 actuales

Pese a ello, Trias es muy consciente de que CiU necesita un buen resultado en Barcelona para afrontar con algo más de tranquilidad los meses que faltan hasta las elecciones autonómicas. Ahora, los nacionalistas disponen de 10 ediles en el ayuntamiento de la capital catalana. Para Trias, 'un buen resultado es lograr 14 o 15 representantes', lo que le permitiría situarse en una posición de partido bisagra a la hora de configurar un nuevo equipo de gobierno municipal. El objetivo es muy difícil, pero, como dice Trias, 'nunca se sabe'.

La dirección de CiU es mucho más prudente que el candidato. Los nacionalistas han chocado una y otra vez contra la pared socialista que primero representó Narcís Serra, luego Pasqual Maragall y, actualmente, Joan Clos. Candidatos de la envergadura de Miquel Roca, Joaquim Molins o Josep Maria Cullell intentaron el asalto al gobierno de Barcelona, pero no lograron arrebatar la mayoría al PSC.

Pasar de 10 a 12 regidores sería un buen resultado para la dirección de CiU. El secretario de organización de la coalición nacionalista, Lluis Corominas, señala que 'en esta ocasión las municipales van a ser unas primarias de las autonómicas y, más que los resultados, lo que debe interpretarse son las tendencias'. En su opinión, está claro que 'CiU crecerá en voto en Barcelona y eso demuestra que nuestro proyecto va a más'. Además, 'creo que los resultados demostrarán que somos la única alternativa de gobierno municipal en Barcelona'.

En cuanto a los resultados concretos, Corominas indica que sacar 14 concejales sería 'un éxito', pero 'también hay que contemplar cómo evolucionan el resto de partidos y ver si tenemos capacidad para formar gobierno'. En caso de mantener el resultado (10 concejales) o 'ganar uno, sería insuficiente'. Sin embargo, Trias estima que un resultado por debajo de 14 sería demasiado corto para sus intereses como candidato a la alcaldía.

Sea cual sea el reparto final, Xavier Trias asegura que se mantendrá en la política municipal. 'Sea alcalde u oposición, me quedaré 12 años en la política municipal y sé que al final, allá por el año 2015, me retiraré siendo alcalde', asegura. Este compromiso a largo plazo es una de las principales novedades de la candidatura de CiU, cuya credibilidad entre la ciudadanía se ha visto muy mermada por las retiradas de la política de Miquel Roca y de Joaquim Molins, cuando se vieron relegados a la oposición municipal. Una situación difícil de remontar para las huestes de Jordi Pujol, aunque su partido no ceje en ese objetivo.

Optimismo socialista

En el PSC el clima es de triunfo. La victoria del actual alcalde, según los sondeos, está asegurada, pero la de otros alcaldes candidatos a la reelección todavía más. José Montilla, secretario general del PSC y mano derecha de Maragall, será reelegido por enésima vez como alcalde de Cornellà del Llobregat, de acuerdo con las encuestas. Otro de los hombres fuertes del partido, Celestino Gorbacho (miembro del comité federal del PSOE), saldrá reelegido alcalde de L'Hospitalet del Llobregat y probablemente optará a la presidencia de la Diputación de Barcelona, según los sondeos.

Salvo sorpresas, en poblaciones densamente pobladas como Santa Coloma, Badalona, Esplugues, Terrassa o Sabadell, los socialistas demostrarán su casi total dominio sobre el área metropolitana de Barcelona, un territorio que agrupa a casi cuatro de los más de seis millones de catalanes.

El sol, la arena y las altas temperaturas son el principal temor de un partido que necesita un alto número de votos para dar la última reválida a su proyecto antes de las autonómicas. 'Maragall ya ganó en votos las autonómicas de 1998, pero Pujol sacó más escaños y formó gobierno con el apoyo del PP. Ahora es el momento de demostrar la validez y el atractivo de nuestro proyecto', indican fuentes socialistas. Actualmente, el PSC cuenta con 20 concejales, apenas uno por debajo de la mayoría absoluta. En 1998, Clos arrancó el mejor resultado de los socialistas en la ciudad y hubiera podido permitirse el lujo de gobernar en solitario. Pese a ello, Clos y el PSC apostaron por mantener un gobierno tripartito junto a ERC (3 concejales) e IC (2 regidores). CiU logró 10 concejales y el PP, 6 regidores.

Sin embargo, pese al efecto sobre el gobierno municipal, la decisión la tomó Maragall y el PSC en clave de futuro. El próximo otoño, el PSC podría ganar las autonómicas, pero necesitará sin ninguna duda a ERC y a IC para formar una mayoría. Por ese motivo, 'sea cual sea el resultado, incluso si llegamos a 21 ediles, formaremos un gobierno tricolor', asegura Clos.

Pero si para Maragall es clave reeditar el triunfo en la capital catalana, también es importante para el PSOE. Su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, ha basado parte de su estrategia de lanzamiento en un triunfo en las municipales y autonómicas del domingo. Y luego, en una victoria de Maragall en las elecciones a la Generalitat, que podrían ir acompañadas de un posible adelanto de las elecciones autonómicas andaluzas.

La victoria simultánea de Maragall y del presidente andaluz Manuel Chaves supondría un segundo e importante escalón en la carrera del líder socialista por ganar al candidato del PP.

En Barcelona, como en Madrid, el domingo se celebran unas auténticas elecciones primarias con la vista puesta en 2004.

Las campañas de los dos principales candidatos a la alcaldía de Barcelona han apostado por objetivos comunes pero por imágenes diferentes. El equipo electoral de Joan Clos ha situado al actual alcalde como el arquetipo del candidato americano. Pelo totalmente cano con un corte informal pero perfecto, algo de régimen, tez tostada y gafas a la última. Una mezcla de alcalde de diseño moderno y maduro que tanto gusta a los expertos electorales norteamericanos que durante los últimos años han guiado las campañas de Pasqual Maragall.

Por el contrario, CiU y Xavier Trias han apostado por la naturalidad de una persona que juega a ser un alcalde cercano. Pelo largo y desordenado, gafas añejas y una piel nada morena. Eso sí, poca corbata y poca americana, ya que se trata de lanzar un mensaje socialdemócrata que supere por la izquierda a Clos. Un ejemplo: las fotos de los carteles electorales no son de estudio ni retocadas como las de Clos. 'Hemos elegido una foto de un día cualquiera, ya que el objetivo es comunicar la parte humana de Trias', explican fuentes de CiU.

Los lemas de campaña en los carteles electorales son significativos: 'Xavier Trias, la opción de progreso' y 'Joan Clos, el mejor para Barcelona'.

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