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Negocios del nuevo siglo (VII)

La vigilancia baila 'tecno'

El campo de la seguridad privada, de alguna manera vinculado al aumento de la delincuencia y también a la creciente prosperidad económica, es un negocio cada vez más fértil para las empresas del sector. Se trata de una actividad en alza, a pesar de los problemas que encuentran para la contratación de personal y las tensiones que acumulan en la prestación de servicios, como los de escolta en el País Vasco, para los que no estaban preparadas. Su futuro aparece ligado más que nunca al de los adelantos tecnológicos, en continua ebullición.

Igual que ya no hay ascensoristas, acomodadores de cine a la antigua usanza o serenos, los vigilantes jurados tal y como hoy se conocen también parece que están en vías de extinción. No sólo por los problemas que encuentran las grandes compañías de seguridad para contratar personal, explican los expertos, sino porque los avances tecnológicos progresan a tal velocidad que con el tiempo se hará indispensable encontrar un equilibrio mucho más perfecto que el que hoy existe entre el hombre y la máquina.

'Ya no tiene sentido ver a un guardia de seguridad en labores de portero, aguantando inmóvil lo que dura su turno, sin estar asistido por las ventajas que brindan las nuevas tecnologías', sostiene José Luis Fresno, director general de Prosegur, una de las firmas punteras en el sector. Javier Rodríguez Baquero, director general de Eulen Seguridad, complementa este criterio: 'La primera vez que vimos vigilantes privados fue el año 1974. Desde entonces hemos evolucionado bastante, pero el futuro obligará a una mayor integración entre el factor humano y el factor tecnológico. Empleando mejor los avances técnicos y con una legislación más abierta, en el futuro, se solucionará el problema actual de la falta de personal', sostiene.

El cambio que anticipan las grandes compañías vendrá dado por las demandas de los clientes, cada vez más partidarios de que la vigilancia física se vea complementada con sofisticados sistemas técnicos de control y alarma. Los problemas para contratar personal con la agilidad que la demanda requiere -en la actualidad se calcula que faltan más de 2.000 vigilantes en España- son compartidos por las grandes empresas con una actitud de cierta resignación. La Ley de Seguridad Privada, que data de 1992, prohíbe la contratación de inmigrantes para estas labores de vigilancia. Los aspirantes nacionales o están escasamente cualificados, en ocasiones, para este tipo de trabajo o no están dispuestos a ejercerlo por un sueldo mensual que en la mayoría de los casos no supera las 120.000 pesetas. Y eso que el último convenio firmado en el sector incorpora subidas del 16%.

Los expertos coinciden en que el crecimiento futuro de esta línea de negocio estará condicionado por las modificaciones en las reglas de contratación. 'En estos momentos la sociedad puede que no esté preparada para ver un vigilante de color', explica Alfonso Bilbao, director general de Securitas, 'pero con el tiempo terminará imponiéndose'. Bilbao considera que la demanda de vigilantes privados por parte de las empresas va a seguir creciendo mientras lo haga el PIB, y que parte de los problemas de falta de personal terminará subsanándose si se agilizan las pruebas de admisión, filtradas en la actualidad desde la Dirección General de la Policía. La selección rigurosa del personal y la calidad en la formación son considerados en el sector dos procesos clave que también generan algo de inquietud: en los últimos años se ha detectado una creciente tendencia de las Administraciones públicas a contratar servicios por debajo de los precios establecidos, lo que redunda después en la percepción de salarios bajos, falta de supervisión y desmotivación general. Quien así lo asegura es Marc Pissens, presidente de la Confederación Europea de Servicios de Seguridad.

La falta de calidad en la prestación de algunos servicios, el deficiente reconocimiento de la profesión, la guerra de precios y una regulación distinta en cada país europeo son problemas comunes compartidos por las empresas del sector. Conseguir una armonización legal en toda la UE que supere el amplio abanico actual de legislaciones diferentes y a veces contrapuestas es otro de los grandes retos del sector, teniendo en cuenta que en Europa hay más de 10.000 empresas especializadas en servicios de seguridad privada, que emplean a más de medio millón de personas.

Los expertos no terminan de ver clara todavía en España la conclusión del debate sobre seguridad pública/seguridad privada. La proporción que se da es de 179.000 empleos en la primera y 104.000 en la segunda. La situación en el resto de los países europeos es muy variopinta. En Gran Bretaña, Polonia y la República Checa, por ejemplo, hay más vigilantes de seguridad privada que policías, una proporción que se invierte en el resto de los países, especialmente en Italia, donde hay 279.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad frente a sólo 25.000 guardias privados, y Francia, donde la proporción es de 227.000 frente a 94.000.

Las empresas de seguridad arriman el ascua a su sardina y consideran que en un país como España, donde la lacra del terrorismo continúa golpeando sin piedad y las fuerzas políticas y la sociedad se encuentran más sensibilizadas cada día con la inseguridad ciudadana, es absurdo desperdiciar a agentes públicos en tareas de vigilancia estática de edificios, donde apenas pueden realizar una labor preventiva. 'Los espacios públicos han cambiado', argumenta José Luis Fresno. 'Antes se hacía más vida en la calle. Ahora el espacio público se ha trasladado a las grandes superficies, por ejemplo, que son privadas. Sería un desperdicio utilizar a las Fuerzas de Seguridad en estas labores de vigilancia'.

Detectores sísmicos

Una de las líneas de negocio de mayor éxito en los últimos años ha sido también la de los sistemas de seguridad. En el mercado se encuentran a la venta modelos de alarmas de la gama más variada. Hay detectores volumétricos, que perciben el movimiento; microfónicos, que detectan la rotura de cristales; sísmicos, que registran las vibraciones producidas por golpes o taladros en los robos registrados por el sistema denominado del butrón; magnéticos, que reconocen cuando se abre una puerta o una ventana; iónicos, que avisan cuando se ha producido un incendio e incluso pulsadores de atraco, que pueden ser fijos o portátiles. Hay compañías que han implantado también una central de alarmas que ofrecen posibilidades de uso bajo el concepto de la domótica, a través del cual se controlan a distancia los electrodomésticos y demás elementos de la vivienda como el cierre de puertas y persianas o los sistemas de riego.

Hace una década, explica José Luis Fresno, el perfil del cliente que adquiría una alarma era de alto ejecutivo. 'Se hacían trajes a medida que resultaban carísimos', asegura. Con el tiempo, se vio la necesidad de servir instalaciones estándar, abaratando el proceso de fabricación, hasta el punto de que hoy hay alarmas en el mercado a partir de 150 euros, que pueden ser colocadas por el propio cliente sin necesidad de obras. Se calcula que el parque de alarmas instaladas en España ronda el millón de unidades y que el potencial de crecimiento anual se acerca a las 150.000.

El año pasado, Prosegur facturó en el negocio de alarmas más de 60 millones de euros, con un aumento de casi el 30% respecto al ejercicio anterior. Securitas, otra de las grandes firmas, tiene instaladas 253.000 alarmas en Europa, aunque los mercados de Francia y el Reino Unido adelantan al español en esta línea de negocio. En opinión de Javier Rodríguez Baquero, de Eulen Seguridad, este mercado de las alarmas se encuentra 'en plena ebullición', aunque su crecimiento no será tan fuerte como en el pasado y dependerá, en gran medida, de las promociones de nuevas viviendas.

El euro añade riesgos al transporte de fondos

Otra de las derivadas del negocio de la seguridad que va a experimentar más cambios en el futuro, según los expertos, es el transporte de fondos. Las nuevas tecnologías se han introducido con rapidez en este servicio, de forma que la mayor parte de las compañías ya incluyen la recogida, el procesamiento, el depósito y la entrega de efectivos a clientes tan variados como pequeños comercios, empresas gestoras de cajeros automáticos y entidades financieras.

La conversión al euro de las monedas europeas ha supuesto un problema para los socios comunitarios, pues hace tiempo que se ha detectado la presencia de organizaciones que suelen hacer del asalto al furgón una fuente continua de ingresos.

La apertura de los controles fronterizos y la desaparición de la necesidad de lavar divisas pueden ser atractivas para la delincuencia. Ello ha movido a las empresas a convertir los vehículos blindados en auténticas obras de tecnología punta con sistemas de localización por satélite para controlar los desplazamientos de los furgones y costosos sistemas de seguimiento remoto destinados a evitar situaciones como la toma de rehenes.

Las empresas de transporte de fondos encaran en estos momentos el reto de asumir las actividades ligadas a la gestión del efectivo que los bancos van externalizando de manera gradual. En España ya existe lo que se llama la caja centralizada, servicio que prestan las principales empresas del sector. Se trata de instalaciones privadas donde se trasladan a diario los fondos, lo que permite que las compañías puedan optimizar la logística de las entidades financieras para las que trabajan, reciclando el efectivo y ahorrando desplazamientos y operaciones de contaje repetitivas. Este sistema también permite hacer este tipo de traspasos cuando los comercios no necesitan ingresar el dinero en una sucursal bancaria concreta, sino en el saldo común de la caja centralizada. Con ello las empresas de seguridad se convierten de alguna forma en una especie de bancos paralelos, lo que las obligará a invertir en nuevos medios informáticos y de comunicaciones.

La figura del Dioni, el vigilante que se apropió de 200 millones de pesetas que transportaba en su furgón blindado, sería ahora irrepetible gracias a los adelantos tecnológicos. Del antiguo Pony Express que protegía en Estados Unidos el traslado de valijas, se ha pasado a los vehículos más sofisticados. 'Ahora', explica Alfonso Bilbao, de Securitas, 'nos encargan incluso la monitorización de los cajeros automáticos de los bancos. En el Reino Unido ya las cajas centralizadas realizan transferencias y sustituyen a la tarea de custodia que corresponde al Banco de Inglaterra', añade.

el próximo lunes, capítulo 8: Un cajero en el salón.

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