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ELECCIONES GALLEGAS

Fraga revalida por cuarta vez la mayoría absoluta en Galicia

Manuel Fraga revalidó ayer en Galicia por cuarta vez consecutiva la mayoría absoluta, garantizando para el PP con el 51% de los votos el gobierno de la sexta legislatura en esta comunidad.

El Partido Socialista de Galicia ganó terreno con respecto a las elecciones de hace cuatro años y empató en número de diputados (17) con el BNG de Xosé Manuel Beiras. El Bloque se mantiene como segunda fuerza, pese a perder un escaño.

El mapa político gallego apenas sufre transformaciones de relieve después de una consulta en la que todavía queda por computar el voto emigrante, tradicionalmente favorable al Partido Popular. La participación entre los gallegos del extranjero aumentó un 33% respecto a los comicios de 1997.

La gran incógnita que se abre tras las elecciones tiene que ver con los planes de Fraga y sus intenciones iniciales de acabar su mandato, en un momento en el que su partido piensa ya en el relevo.

Sextas elecciones autonómicas en Galicia, y cuarto triunfo consecutivo del Partido Popular, y de su candidato y líder, Manuel Fraga. Anoche se supo que el 51% del electorado gallego (en total, un censo de 2,3 millones de personas con derecho a voto, a los que hay que añadir los residentes ausentes, 268.213 electores inscritos), ha renovado su confianza en el proyecto político y en la persona de Manuel Fraga, otorgándole no sólo la mayoría parlamentaria sino su mejor resultado en las elecciones gallegas, sin que su elevada edad, 78 años y a punto de cumplir 79, las tres legislaturas que lleva en el poder o los rumores que circulan sobre su estado de salud hayan tenido un efecto disuasorio.

El Partido Popular mantiene la mayoría absoluta y logra 41 escaños, uno menos que en 1997. El BNG consigue 17 escaños, uno menos que hace cuatro años, y el PSOE avanza hasta los 17 diputados, dos más que en 1997.

Distribución provincial

Por provincias, el PP logra en A Coruña 12 escaños, 6 el BNG y el PSOE, 6. En Lugo, los populares consiguen 9 escaños, y nacionalistas y socialistas, tres cada uno. En Ourense, el partido popular logra 8 escaños, 3 el Bloque y el PSOE 3. Por último, en la provincia de Pontevedra el PP logra 12 escaños, 5 el BNG y otros 5 los socialistas.

En 1997, el Partido Popular había conseguido la mayoría absoluta con 42 escaños, mientras que el BNG había logrado 18 y el PsdeG/PSOE, 15. En 1993, los populares gallegos se hicieron con 43 escaños, uno más que cuatro años después y cinco más que en los comicios anteriores, mientras que el BNG tenía 13 y el PSOE, 19.

Con esta victoria aplastante del partido liderado por Manuel Fraga se cierra, además, el posible acceso al poder del nacionalismo en la Comunidad autónoma, la única de las tres históricas donde nunca han estado en el Gobierno. Para Xosé Manuel Beiras, candidato por el BNG, quién podría no volver a presentarse a otros comicios, estos resultados suponen el tercer enfrentamiento con el líder popular sin conseguir vencerlo ni una sola vez, ni minar su capacidad de convicción.

Emilio Pérez Touriño, representante regional de los más afines a José Luis Rodríguez Zapatero, quién le ha acompañado en varios de sus mítines por toda Galicia, es el cuarto candidato socialista que se enfrenta a unas elecciones autonómicas. Con anterioridad Fraga había barrido a sus predecesores: Laxe, Sánchez Presedo y Caballero. Era esta la primera vez que se presentaba a unos comicios, y a él se le había encomendado dar estabilidad a la propuesta socialista en la comunidad. Los dos escaños menos que ha logrado con respecto a 1997 ponen en difícil situación su propuesta y su posición en el partido.

El relevo del líder

Las elecciones gallegas se han planteado, desde la óptica de los líderes nacionales, como un ensayo de un futuro e hipotético enfrentamiento ante las urnas entre José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

Esta victoria de los populares abre un nuevo debate en la sociedad gallega, que ya ocupaba la atención de la opinión pública y la clase política, pero que ahora adquiere una nueva dimensión: la sucesión de Fraga. Tanto si termina la legislatura como si no (algo que, aseguran sus rivales políticos, sucederá, pese a que el candidato popular se comprometió durante la campaña a concluir su mandato y a "gobernar cuatro años") éstas habrán sido las últimas elecciones a las que se presente el ex ministro franquista.

Manuel Fraga tendría unos 82 años cuando termine esta sexta legislatura, que comenzará el próximo 20 de noviembre con la constitución del Parlamento resultante de las elecciones, pero durante la campaña ha declinado opinar o aclarar algo sobre su sucesión.

Uno de los más señalados para sucederle es el consejero de Política Territorial, José Cuiña, quién tuvo que salir hace unos días al paso de informaciones que vinculaban su participación en empresas familiares, a través de una herencia paterna, con su desempeño de un cargo público. La oposición previno, en numerosas ocasiones durante la campaña, de las luchas sucesorias que se presentarán a partir de ahora en la sede del Partido Popular y en el Gobierno autonómico.

 

El 36% del censo optó por la abstención ante las urnas

La participación en los comicios gallegos alcanzó ayer el 64,2% del censo, dos puntos por debajo del porcentaje registrado en 1997. Ayer estaba cubierto en toda la comunidad, con vientos fuertes y lluvia a ratos; pero, pese a todo, no era nada comparable a lo que había caído el sábado. La tregua meteorológica no ayudó esta vez a desperezar a los abstencionistas.

Aún ser recuerda por aquí que cuando se votó el Estatuto de Autonomía el lema había sido "Anque chova, vota" (aunque llueva, vota), así que el problema ya viene de largo. Aunque esta vez, podría ser que la falta de interés que se percibía de forma clara en el electorado gallego, y que provocó que las encuestas diesen los resultados de indecisos más altos de los últimos comicios en la Comunidad, casi un millón, tampoco haya ayudado.

La afluencia a las mesas a las 12 horas era de un 13,6 por ciento, una cifra sensiblemente inferior a la registrada en los comicios de 1997 a la misma hora, cuando había votado un 14,4 por ciento del censo. Pero, a partir de esas hora, estas cifras fueron bajando aún más. A las cinco de la tarde, y según datos de la Xunta de Galicia, había ejercido su derecho al voto el 43,5 por ciento del electorado, 721.929 personas, mientras que en 1997, a la misma hora, lo había hecho el 45,6 por ciento, 1.064.759 personas (hay que tener en cuenta que en ese año el censo era superior al de estos comicios, algo más de 2,5 millones).

Crece el voto emigrante

Hasta el miércoles no se conocerá con exactitud la distribución de escaños en el nuevo Parlamento gallego ya que uno, al menos, puede bailar de una formación a otra dependiendo de lo que resulte del voto emigrante: De los 268.000 residentes ausentes registrados en el censo votaron más de 60.000, alrededor del 33% más que en 1997.

En las pasadas elecciones, el último escaño en disputa pasó del Bloque Nacionalista Gallego al PP, dando aun más holgura a Fraga.

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