Rouco defiende el derecho de la Iglesia a eludir el pacto contra ETA
El presidente de la Confederación Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, afirmó ayer que "el cristianismo es una historia de incomprensiones" y defendió el derecho de la Iglesia a no firmar iniciativas como el pacto antiterrorista, ya que "una cosa es predicar y testimoniar en asuntos morales y éticos fundamentales y otra tener que articular esa predicación en actos de gobierno legítimos que son parte de la autoridad del Estado", explicó.
Rouco declinó replicar las declaraciones de algunos ministros y dirigentes del PP sobre la implicación de la Iglesia en la condena del terrorismo y afirmó que "estamos abiertos a todo tipo de compromiso y ayuda con las víctimas y los amenazados".
El hecho de que la Iglesia no haya firmado el pacto antiterrorista suscrito por el PP y el PSOE, explicó Rouco, "no hay que interpretarlo como una expresión de ambigüedad, de falta de coherencia en la defensa del derecho a la vida o de fidelidad a la defensa del quinto mandamiento -no matarás-, pues ésa sería una conclusión desmesurada, no justa y que no tiene nada que ver con la realidad", explicó.
Separación del Estado
El presidente de la Conferencia Episcopal recordó la separación Iglesia-Estado establecida en el Concilio Vaticano II y expresó su satisfacción porque "haya un compromiso de defensa de la vida contra el terrorismo", algo que cuenta con el apoyo de la Iglesia, "que reza por ello y eso para nosotros no es ninguna broma".
El secretario general del PP, Javier Arenas, y el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, coincidieron en señalar que si existe un alejamiento de la Iglesia del contexto político debe llevarse a cabo con todas las consecuencias. A este respecto argumentaron por separado que es muy difícil que la sociedad entienda por qué, si escucha hablar a la Iglesia de la inmigración desde una perspectiva política, no ocurre igual con el terrorismo.
Frente a la postura mayoritaria de los socialistas, que critican a la Iglesia por no suscribir el pacto contra ETA, varios dirigentes del PSOE criticaron al Gobierno por su insistencia en presionar a los obispos. Entre las voces discordantes destaca la del presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, quien acusó al Ejecutivo de "demonizar a todo aquel que no le da la razón". En parecida sintonía se expresaron también Ramón Jáuregui y Pasqual Maragall.