La próxima víctima para el mercado se llama Italia
La crisis soberana europea va ganando intensidad por momentos. El rescate a la banca española, lejos de estabilizar los mercados y acabar con uno de los focos de inquietud, no ha hecho más que poner el acento en las debilidades de la zona euro. Los inversores siguen sin confiar en el proyecto europeo. Las respuestas descafeinadas de los políticos no convencen y el incendio sigue extendiéndose hasta alcanzar ya a Italia, la tercera economía de la región.
La prima de riesgo italiana repuntó ayer hasta los 474 puntos básicos, el bono a 10 años escaló al 6,1% y la Bolsa de Milán sufrió la única caída de los índices europeos, el 0,7%, arrastrada por el mal comportamiento de la banca. El mercado teme que Italia se convierta en el próximo país europeo en requerir asistencia y la inquietud no hace más que aumentar ante las incertidumbres que plantean las elecciones de Grecia el próximo fin de semana o los problemas sin resolver de la banca española.
"Un incremento adicional de la prima de riesgo italiana agravaría la recesión y aceleraría el incremento del ratio de deuda pública sobre PIB, lo que empeoraría este círculo vicioso. Como esperamos un empeoramiento de la crisis, creemos que Italia probablemente necesitará ayuda externa", explica Jürgen Michels, analista de Citi en un informe que resume el sentimiento actual del mercado.
El elevado ratio de deuda sobre PIB de Italia -acabó 2011 en el 120%, según Eurostat- y la recesión en la que se encuentra inmersa la economía son dos de sus principales debilidades. El lunes se conoció que el PIB italiano cayó otro 0,8% en el primer trimestre del año, según los datos preliminares, lo que supone la tercera caída trimestral consecutiva y hace que muchos economistas teman que la contracción supere el 1,2% estimado por el Gobierno italiano a final de año.
El Gobierno de Mario Monti ha aprobado una batería de ajustes y reformas desde su llegada al poder el pasado mes de noviembre, encaminadas precisamente a devolver la sostenibilidad a las cuentas públicas y a elevar la baja productividad de la economía. Las subidas de impuestos, las restricciones al pago en efectivo, el aumento de la edad de jubilación y una reforma laboral que facilita el despido son algunas de las principales medidas aprobadas. Pasos que han logrado quitar a Italia del foco de atención un tiempo, pues no hay que olvidar que en noviembre, durante el anterior episodio de tensión en el mercado, Italia centró las preocupaciones y fue precisamente la presión de los inversores -la prima de riesgo superó los 550 puntos- la que precipitó la salida de Silvio Berlusconi.
La tregua, sin embargo, peligra. Hay economistas que temen que las reformas de Monti no sean suficientes para acabar con las rigideces del mercado laboral y elevar el escaso potencial de crecimiento del país. La propia Comisión Europea recomendó al país recientemente acelerar la puesta en marcha de la reforma y aconsejó acentuar la presión impositiva en la propiedad y el consumo antes que en el trabajo o el capital.
El director ejecutivo de Fitch, Ed Parker, trató de calmar las aguas ayer al comentar que Italia está mejor que España y que bajo el principal escenario que maneja no necesitará ayuda externa. "Está más cerca de conseguir una posición macroeconómica sostenible", aseguró. "A día de hoy tiene un déficit fiscal bastante pequeño (-3,9%), un déficit por cuenta corriente muy inferior y no tiene los mismos problemas en el sector bancario", añadió. Eso sí, también reconoció que los elevados niveles de endeudamiento público dejan poco margen de maniobra al país para absorber nuevas sacudidas de los mercados.
Tampoco ayudaron mucho ayer las declaraciones de la ministra de Finanzas austriaca, Maria Fekter, cuando comentó en una entrevista que el país podría necesitar ayuda. "Puede ocurrir que dadas los elevados intereses que tiene que pagar Italia para refinanciarse pueda necesitar asistencia".
La cifra
120% es el nivel de deuda sobre PIB al que concluyó Italia el pasado ejercicio, uno de los más elevados de la zona euro. El déficit cerró en el 3,9%.
El peligroso vínculo entre banca y Estado
La banca española se ha convertido en el principal exponente de los problemas que atraviesa España por su exposición al sector inmobiliario, una situación que no se repite en Italia donde las amenazas del sector se concentran en su exposición a la deuda soberana y el aumento de la morosidad."Los riesgos de Italia son que se vea afectada por el contagio de Grecia y las dudas sobre España. Las entidades italianas también tienen dependencia de las líneas de liquidez del BCE y problemas para mejorar la cuenta de resultados pero el patrón de exposición a los activos dañados del sector inmobiliario no se da en Italia", explica Sara Baliña, de AFI.Los bancos italianos no han reducido sus balances en la misma magnitud que en otros países y se han centrado en incrementar las compras de deuda estatal, según señalan desde RBS. La exposición a la deuda soberana y a la de otras entidades italianas hace que este sea uno de los principales riesgos del sector junto con el aumento de la morosidad. Un incremento exagerado de la prima italiana puede complicar, por tanto, su financiación en el mercado.